Eloína posee una "memoria prodigiosa", así que difícilmente dejará de recordar que ayer el pueblo donde nació, se casó y donde nacieron sus hijos, la tributo homenaje tras cumplir cien años de edad.

Eloína Vega Colinas nació un mes de diciembre de 1919 en Santa Marta de Tera y aquí ha vivido toda su vida. Se casó con Nemesio, fallecido ya hace once años, con el que tuvo cuatro hijos: Geli, Sion, Mari (ya fallecida) y Nemesio, como su padre.

Cómo tantas otras mujeres españolas de esa generación Eloína fue ama de casa. Cuidó de sus hijos y de su familia, y sigue viviendo en el pueblo con su hijo pequeño. Ayer, el Ayuntamiento de Camarzana de Tera, del que forma parte Santa Marta, le quiso reconocer esos cien años de vida, de labor silenciosa con su familia y con sus vecinos, con sus seis nietos y seis biznietos.

Algunos de ellos, y también amigos de la familia, no faltaron a la misa en su honor, ni tampoco al acto oficial de entrega de una placa conmemorativa en el pequeño consistorio del pueblo. El alcalde de Santa Marta, José Esteban, le entregó la placa tras un enorme y dorado globo de 100 años que recordaba la recién adquirida cualidad de centenaria de Eloína.

Durante y tras la entrega de la placa llegaron las fotos con la familia, con los amigos y con los vecinos. Eloína, como otras mujeres centenarias de la comarca benaventana, es un ejemplo de vida silenciosa pero no menos importante en una zona en la que las mujeres viven más años que los hombres, y dónde el envejecimiento y la pérdida de población son tan implacables como los años. Eloína se ayuda de un bastón para caminar, según explica su familia, pero mentalmente es una persona vital. Ayer, tras las fotos de rigor con sus hijos, sus nietos y biznietos, con el alcalde, con amigos y vecinos, Eloína celebró su cumpleaños en un restaurante de Benavente.