Lukas Markus Paulin. La Policía Local de Benavente y en menor medida la Guardia Civil, recordarán durante algunos días al menos el nombre de este súbdito austriaco de 45 años que ayer abandonó Benavente dejando tras de sí un reguero de incidentes en poco más de 72 horas.

Markus comenzó a convertirse en una pesadilla para los agentes de la Policía Local el pasado lunes, cuando tras un primer incidente en un bar del centro de la ciudad en el que no dejó de molestar a los clientes, comprobaron que el austriaco les había mentido de cabo a rabo al asegurar que no tenía documentación porque se la habían robado junto a su mochila y todas sus pertenencias en Ponferrada y había tenido que denunciarlo. La Policía Nacional confirmó a la Policía Local benaventana que no tenían ni constancia ni denuncia.

A partir de ese momento, Lukas Marcos acaparó buena parte de los servicios policiales: constantes alteraciones del orden en la vía pública, bares, tiendas y supermercados, además de en la biblioteca municipal de forma reiterada; agresiones e insultos a transeúntes; un ataque con un cuchillo a una súbdita rumana; episodios de exhibicionismo y masturbación en plena calle; y episodios de ebriedad.

Markus ha llegado a provocar más de una treintena de incidentes en poco más de tres días de estancia conocida en la ciudad y durante este tiempo pasó una vez por el cuartel de la Guardia Civil como detenido tras producir un corte leve con un cuchillo a una mujer de origen rumano que pedía a las puertas de un supermercado, y también por cuartel de la Policía Local, donde los agentes, temiendo que se pudiera producir un nuevo caso de agresión con arma blanca le cachearon para ponerlo en libertad seguidamente: le encontraron dos bolígrafos y una lata de comida para gatos.

El "indómito" austriaco se convirtió en este tiempo en una pesadilla no solo para la Policía, que ha tenido que realizar hasta cuatro servicios seguidos por llamadas relacionadas con las molestias que causaba, también para el personal y los usuarios de la Biblioteca Municipal donde regresaba continuamente molestando con cánticos y voces.

Markus llegó a propinar un puñetazo en el vientre a un vecino; a tirar de la ropa a otro y a dedicarse a proferir insultos a todos los peatones que pasaban por la calle. Sus entradas y salidas de bares y de tiendas, dando patadas a las papeleras, y sus reiterados momentos de ebriedad también se sucedieron durante estas tres jornadas. Algunas veces borracho llegó a caerse golpeándose fuertemente en la cabeza delante de los agentes y rehusó la asistencia sanitaria marchándose

El jueves, un padre y su hijo avisaron de que por segunda vez habían visto a un hombre en un banco de la Vía del Canal masturbándose a plena luz del día.

Todas las advertencias policiales cayeron en saco roto con el súbdito austriaco que, de manera recurrente, terminaba "tranquilizándose" en la Estación de Autobuses porque, explicaba, quería ir a Valladolid.

El jueves por la mañana se centró en la banca como blanco de sus molestias. No paró de entras y de salir en una sucursal hasta que intervino la Policía. Luego volvió a la Biblioteca Municipal dónde no paró de entra y de salir de la sala de ordenadores en la que había protagonizado anteriores incidentes. La Policía lo llevó a la Estación de Autobuses para que se tranquilizará pero pronto la Guardia Civil recibió llamadas con quejas por su comportamiento. A las dos de la tarde, la Policía Local resolvió el caso pagándole el billete en el siguiente autobús hacia Valladolid.