Los restos del benaventano Luis Salazar Calabuig, asesinado por su suegro a primera hora de la mañana del martes, llegaron a la ciudad ayer. Recibirán sepultura hoy tras un oficio religioso en la iglesia de San Juan del Mercado que comenzará a las 13.00 horas.

Entretanto, la Policía Nacional siguió peinando ayer las inmediaciones de la calle Numa Guilhou en busca del cuchillo con el que el Juan Antonio F. R. mató el martes a su yerno, Luis Salazar. El Ayuntamiento de Mieres facilitó al mediodía el acceso al chalé de propiedad municipal que se encuentra frente al domicilio de la víctima. No se encontró nada en su interior. La investigación, llegados a este punto, se inclina a pensar que el agresor tiró el arma al río San Juan, que estos días baja con mucho caudal.

Encontrar el arma es la pieza última y necesaria para acabar de montar el puzle de una investigación marcada desde el inicio por la confesión de Juan Antonio F. R., que tras acabar con la vida de su yerno se personó en la Comisaría, totalmente ensangrentado, para entregarse. Aún con inculpación y todo, el hallazgo del arma no es una cuestión menor. Puede tener su relevancia a la hora de determinar judicialmente si el detenido acaba siendo acusado de homicidio o de asesinato.

El arma no aparece, pero este diario pudo ayer reconstruir con precisión cómo J. A. F. R. utilizó el cuchillo para acabar con la vida de su yerno en un ataque sumamente brutal. El agresor llegó a casa de Luis Salazar -en la que ya residía solo tras separarse de la hija de su asesino- sobre las siete y veinte de la mañana. A esa hora la víctima ya estaba vestida para irse a trabajar al concesionario de coches de Oviedo donde ejercía de comercial. Abrió la puerta y su suegro entró en casa. Juan Antonio F. R. afirma que discutieron y, en un momento dado, cogió un cuchillo de la cocina y "pinchó" en la barriga al padre de su nieto, de 17 meses de edad. La investigación recela lógicamente de esta versión e intenta aclarar si el asesino confeso ya llegó a la vivienda con el cuchillo, como apuntan muchos indicios. El crimen no pudo ser más brutal y las investigaciones apuntan a que pudo haber premeditación. Luis Salazar no tuvo tiempo para defenderse ante la descarnada virulencia del ataque y pese a ser más alto que su agresor. La Policía Nacional, además de la confesión, tiene pruebas categóricas que confirman que J. A.F. R. fue el autor el crimen. Las periciales apuntan a que lo hizo en solitario, sin ayuda de nadie. Parece muy improbable que otra persona estuviera en la casa. El problema es que el agresor, que ya ha pasado dos noches en el calabozo, se niega a declarar más allá de lo que dijo nada más llegar a la Comisaría.

Es decir, que creía "poder haber matado" a su yerno con "un "pinchazo" en la barriga". Sobre el arma afirma que la cogió en la cocina de la vivienda, pero no da ni una pista sobre su posible paradero. Esta mañana pasará a disposición judicial. Ante la juez deberá decidir si sigue con su cerrada conducta. Todo indica que una vez pase por los juzgados de Mieres se procederá a declarar su ingreso en prisión.

Por otra parte, la mujer y la suegra de Luis Salazar prestaron ayer declaración en la Comisaría de Mieres. Margarita Cordero, mujer del presunto asesino, reconocía que la familia está en estado de "shock". Aseguró que J. A. F. R. nunca ha sido una persona violenta: "Seguramente perdió la cabeza en medio de una discusión". Margarita Cordero afirma sentirse desconcertada por lo sucedido. Afirma que mantenían "una buena relación" con el marido de su hija: "Cuando hay una separación surgen diferencias, pero nada más".

Mientras cuidaba de su nieto en la puerta de la Comisaría de Policía y esperaba a que su hija concluyera su declaración aseguró desconocer los motivos que llevaron a su marido a acabar brutalmente con la vida de su yerno: "No tenemos ni idea de lo que pudo pasar ni en qué estaba pensando mi marido para actuar así". Y añadió: "Mi hija, todos en general, estamos fatal y ahora hay que seguir adelante. Mi marido se ha entregado y ha asumido lo que ha hecho. El resto no tenemos culpa". Cordero insistió en que la relaciones eran buenas y que incluso el pasado lunes, el día previo al crimen, víctima y agresor habían estado hablando "cordialmente". También puntualizó que la pareja separada había llegado a un acuerdo amistoso sobre "la custodia y los derechos de visita de su hijo".

En Benavente, el suceso ha causado una auténtica conmoción y las condolencias a la familia comenzaron a sucederse ayer en el tanatorio donde se encuentran los restos mortales de Luis Salazar Calabuig desde primera hora de la tarde del miércoles.