Ecológico, sostenible y económico. El "quid por quo" del Ayuntamiento de Santa Croya y la Asociación Nacional de Criadores de Raza Asnal (ASZAL) puede ser un perfecto ejemplo de simbiosis medioambiental en pleno siglo XXI y la lista de cualidades virtuosas de este "algo por algo" podría ser mucho más prolijo. Así lo cree al menos el alcalde de Santa Croya, Juan José Arenas, que viendo lo que le costaba segar la zona verde que rodea la piscina fluvial (entre 800 y 1.500 euros por sesión completa) pensó que lo mejor era aplicar un remedio natural menos costoso para las arcas municipales.

Arenas, en cuyo término se encuentra el pequeño complejo de la asociación, planteó la posibilidad de que una vez acabada la temporada de verano los burros salieran a dar una vuelta y de paso se alimentaran. No ha habido problemas. Los 17 ejemplares de la asociación cumplen con el cometido a la perfección, sin prisa, con pausa para descansar y sestear a la sombra de vez en cuando, pero con eficacia probada. "Ahora ya no tenemos bañistas, pero la gente viene a ver como pastan los burros en las piscinas", bromea Arenas. Los formidables ejemplares de la raza asnal zamorana se toman su tiempo, pero son seguros, ralean la hierba y toda la vegetación comestible a su alcance, y además aportan una estampa que es inédita ya en la mayoría de los pueblos de la zona.

El Ayuntamiento encarga al alguacil que sigue el área nuclear (con mesas y bancos, entre otro mobiliario) de la infraestructura acuática fluvial. Lo hace con una máquina parecida a la que conducía Forrest Gump en Greenbow (Alabama) cuando le nombraron hijo predilecto del pueblo en la película de Robert Zenneckis. El resto del entorno, del tamaño de ocho campos de fútbol corre a cargo de los asnos. La zona está delimitada por pastores eléctricos, a los que a veces se arriman los 17 ejemplares, aunque las pequeñas descargas les disuaden. "Hay zonas de vegetación complicadas, aunque metas la máquina, luego crece de mala manera y hay que echar abono", explica el regidor. Los burros hacen el trabajo con profesionalidad y peinan incluso una zona del pueblo antiguamente plantada de vides. Toda esta enorme superficie termina quedando como el jaspe también. Ayer, los 17 de ASZAL, tuvieron una agradable y plácida tarde de domingo con alimento sano y abundante. El alcalde y el pueblo están encantados. Pues eso: "quid pro quo".