La Concejalía de Medio Ambiente quiso poner fin hace ya algunos años a los vertidos incontrolados de escombros en el término municipal. Optó por colocar contenedores exteriores en los dos puntos limpios de Benavente para que los vecinos que tuvieran que gestionar, como establece la ley, residuos de este tipo pudieran depositarlos en estos grandes volquetes evitándose así los costes de llamar a un gestor autorizado y de incurrir en una infracción.

Del mismo modo, para hacer posible una gestión ordenada de enseres y muebles de desecho en hogares y negocios, habilitó un servicio municipal de recogida. Basta llamar a un número de teléfono municipal para concertar una cita: operarios municipales acudirán al domicilio especificado muebles y enseres con un camión en la fecha convenida.

Para resolver el reciclaje de restos y diferenciar la basura orgánica del vidrio, el cartón y el papel y todo tipo de plásticos, se han instalado y cambiado de ubicación en varias ocasiones los grupos de contenedores especializados, e incluso se han habilitado fechas específicas para depositar y recoger cajas de cartón y embalajes producidos por establecimientos y empresas.

Todas estas iniciativas han sido divulgadas a través de los medios de comunicación, en campañas informativas municipales y en las webs del Ayuntamiento, sin embargo, el uso de estos servicios está lejos de acabar con males que son antiguos y han afectado a todas las corporaciones municipales.

Los contenedores para escombros se utilizan inadecuadamente. En ellos se arrojan restos ajenos a su fin y en los aledaños de los puntos limpios hay ciudadanos que no tienen empacho en abandonar enseres y muebles, restos de albañilería fuera del contenedor específico, latas de aceite industrial, colchones, electrodomésticos y todo tipo de restos, fuera del horario de recogida que obliga a realizar la entrega de forma ordenada y con conocimientos de los trabajadores de los dos puntos.

Otro tanto ocurre con los residuos urbanos no orgánicos. El sábado el concejal de Medio Ambiente, Manuel Burón, comprobó cómo habían abandonado un cochecito de niño y cajas de cartón junto a los contenedores de una calle de la ciudad. Dio parte. La Policía, entre otros cuyos cometidos está el cumplimiento de las ordenanza cívica municipal, dio cuenta del hecho pero los agentes concluyeron que por parte del Ayuntamiento sería conveniente realizar un seguimiento de la recogida de los contenedores. Este extremo, que se ha producido apenas unas semanas después de que el equipo de Gobierno haya pedido una intensificación de los controles y vigilancia policial para identificar a los infractores, causó "irritación" municipal.

El concejal de Medio Ambiente, Manuel Burón, explicó ayer que la ordenanza cívica se aplicará ya sin contemplaciones. El depósito y vertido indebido de todo tipo de restos constituye una infracción tipificada como grave y sancionable con entre 300 y 700 euros, esta última, cantidad máxima. "La ordenanza está para cumplirla no para favorecer a los infractores", argumentó el concejal.

La cruzada contra el "incivismo" de algunos ciudadanos ha entrado en la fase coercitiva, señaló el edil. Las malas prácticas en esta materia por parte de "ciudadanos a los que les tiene sin cuidado el cumplimiento de las normas generales de buena convivencia se tienen que acabar". O esto o tirar la toalla. "Es difícil saber cuánto le cuestan a los contribuyentes los vertidos indebidos en las calles o en los puntos limpios, pero es un dinero extra que provocan las malas conductas y pagamos todos. Generan más trabajo y requieren más recursos municipales al año además de los costes de las concesiones de los servicios para que las cosas se hagan bien".

El incivismo es moneda frecuente en los puntos limpios. No hay día en que no se incumpla la normativa abandonando todo tipo de productos de desecho.