"No hay palabras para todo lo que he visto. Yo me encuentro muy feliz".

Así resume el deportista benaventano Iván Bragado su nuevo reto, la subida de los principales puertos de los Alpes, en bicicleta. Iván un joven con discapacidad que desde que en abril de 2010 le operaran de un tumor cerebral, que le ha dejado importantes secuelas, ha sido un ejemplo de superación. Pero, sobre todo, lo que más le importa, de superación personal porque según explica "no tengo que demostrar nada a nadie, los retos me los marco por mí mismo".

La nueva aventura de Iván ha sido posible gracias, una vez más, a la asociación gallega Discamino, que une Discapacidad y Camino, ayudando a personas con discapacidad a cumplir su sueño. "Con esta gente de Discamino soy muy feliz, porque como yo digo, son ángeles sin alas que ayudan a la gente a cumplir nuestro sueño. Gente sin discapacidad que ayuda a gente con discapacidad. Gracias a ellos yo he conseguido todo, era impensable hacer todo lo que he hecho".

La aventura comenzó el día 3 de septiembre, después de "tres largos días de viaje" hasta el camping Le Bois Joli de Saint Martín sur La Chambre. Desde este punto cada día han salido un grupo de personas con discapacidad y sus copilotos a subir uno de los siete puertos de los Alpes seleccionados.

"Para mí no solo ha sido una aventura de superación física, la superación también es psicológica. Cuando estoy subido en la bici o tengo un reto, no estoy pensando si podría hacer esto o lo otro, o pensando en la vida que tenía antes de la operación. Yo ahora tengo las cosas muy claras y sé lo que quiero. La felicidad mía es la bici, pues tengo que trabajar todo por ello", explicaba Iván.

Y vaya si ha trabajado. Un total de 252 entrenamientos, desde el mes de enero, seis días a la semana. "Todos en esta vida tenemos una discapacidad, lo que pasa que a mí se me ve en la silla", señala con una sonrisa en su rostro.

La competición deportiva es algo inherente a Iván, con un amplio currículum de logros deportivos durante toda su vida. "Para mí subir a los Alpes ha sido un reto, como la vida en general. Porque yo toda la vida, con el fútbol siempre he estado compitiendo. Yo concibo la vida como una competición, en esta ocasión competía contra el Iván de 2017 que fuimos a hacer la Transpirenaica en los Pirineos. Y el objetivo lo he cumplido".

Haciendo balance asegura que "para que no voy a ser sincero, nos dábamos unos palizones cada día. Pero compensa lo vivido con mis compañeros. Nos ayudamos unos a otros. Y, además, es imposible que se me borren esas imágenes de mi recuerdo".

Lino, Miguel y Javier Pitillas, Iván, José María y Xabela, Silvia, Calis y Borja han formado parte del Discamino Team esta vez.

El primer puerto conquistado fue el Col Du Glandon, donde las vistas son espectaculares y uno se siente "muy pequeño rodeado de esas altas montañas";

Otras conquistas han sido al puerto Col D'Albanne y Montée Des Karellis, no previsto inicialmente. "Decían que era la etapa de transición pero subimos por una pendiente media de 6,5%", puntualizó Iván. La subida al Col de la Madeleine, con la pendiente media de casi el 8% con picos de hasta el 14% de desnivel; o al Col de Telegraph, Mollard y Croix de Fer y el más "temido" el Col Du Galibier, 2.645 metros de altitud que "imponen un enorme respeto". No faltó la subida al mítico Alpe D'huez y sus 21 o 22 curvas de herradura en donde deportistas de élite como Amstrong o Pantani ganaron.

Cada una de las subidas las afrontaron con ilusión, con mucha ilusión y con el espíritu colaborador de unos con otros, según explica Iván. "Yo tengo una gran complicidad con Javi Pitillas que es mi padre gallego, le tengo un cariño muy especial. La vida da muchas vueltas, pero en esta vida hay que sumar momentos felices y yo los momentos felices los he sumado con Discamino y están en Vigo, al final acabo allí", aseguró. También tuvo palabras de especial cariño con Borja, un niño con Síndrome de Down, que "nos ha ayudado a los adultos que íbamos en silla de ruedas y eso es de quitarse el sombrero".

Iván asegura que cuando llegaba a meta "yo no pensaba nada. No me daba tiempo a pensar nada. Los últimos kilómetros los echaba a tope y lo único que pensaba era en descansar, la verdad", indica entre risas. "Bueno, en estirar las piernas también para quitar todos los dolores que tienes, hemos estado siete días sin descanso", añade y hace hincapié en que "somos cuatro piernas, pero las bicicletas que llevamos pesan unos cuarenta kilos y hay que tirar también de ese peso.

Pasados ya unos días desde que comenzaron la aventura el 3 de septiembre "no hay tiempo para pensar en lo que ya ha pasado". Y es que Iván ya tiene nuevos retos en mente. Asegura que "aún no se puede decir nada. Como dice Javier, una vez que finalice el año ya nos sentamos y valoramos posibles retos, pero siempre surgen ideas en la cabeza. Y lo próximo va a ser gordísimo. A mí ya no me vale cualquier reto", asegura el deportista que no pierde la sonrisa pensando en el próximo año.