La recogida de excrementos de mascotas, de perros fundamentalmente, no se limita únicamente a las deposiciones sólidas, también a los orines. Los propietarios de canes están obligados por la normativa no solo a recoger los excrementos sólidos sino a verter agua en las zonas dónde estos orinan, ya sea en paredes, mobiliario o árboles o bases de farolas.

Aunque no hay un dato oficial, el Ayuntamiento constata que las bases de los postes de las luminarias terminan oxidándose por el efecto del orín no limpiado posteriormente con agua cuando los perros miccionan sobre ellos de forma reiterada y constante. "Cada poste de luminaria tiene un coste de 1.000 euros impuestos incluidos que pagamos todos los contribuyentes", indican fuentes municipales para dar una idea del deterioro que producen las meadas de animales en el mobiliario público. "Es incívico e insalubre permitir que el perro orine en la fachada de un edificio, en una pared, en un banco o en la base de una farola sin sanear luego la zona con agua", añade esta fuente.

Por contra, la Concejalía llama la atención sobre el hecho de que las dos zonas para perros de la ciudad especialmente dotadas para estas mascotas estén "infrautilizadas" al igual que los pipi canes instalados desde hace años. "Los parques y los jardines no son para los animales, sino para el uso humano. No están para que las mascotas hagan en ellos sus necesidades", insisten.