El plan Conviviendo en Verano, desarrollado por la Concejalía de Educación y Bienestar Social, ha llegado este año a su V edición con un descenso de las plazas ofertadas con el objetivo de ofrecer "un mejor servicio a las familias que más lo necesiten", según confirma la responsable de la empresa concesionaria del plan.

"En los cuatro primeros años manejábamos un cupo máximo de 30 plazas. Debido a que creemos que el correcto cumplimiento del servicio así lo requería y, en diálogo el área de Educación y Bienestar Social y su concejal Antonio Vega, decidimos reducir el número a 25 con el fin de prestar mejor el servicio", concreta.

Uno de los focos de atención de los responsables de la empresa concesionaria y de los organizadores del plan es la presencia de menores con necesidades especiales. "Estos requieren especial atención en cada momento, debido a su situación de doble rasero entre su necesidad económica y las físicas o psíquicas. Unos niños que pueden estar sujetos a pobreza y exclusión social", alarma. Esta es otra razón que los encargados han barajado para reducir el número de plazas. "Este año habíamos pensado en el máximo de 25 y tenemos en las instalaciones 24 niños, con una niña en la lista que no acude por circunstancias familiares".

Al programa Conviviendo en Verano asisten niños de entre 3 y 12 años, pertenecientes a los colegios públicos benaventanos San Isidro, Los Salados, Las Monjas y Las Eras. El perfil de sus familias corresponde generalmente a familias desfavorecidas o de minorías étnicas. "El programa busca para ellos tanto la alimentación correcta y desarrollo de hábitos en la mesa, como la integración social de todos los niños inscritos. También se intenta fomentar el deporte y las actividades físicas al aire libre", confirman el concejal del Área, Antonio Vega y las responsables de la empresa concesionaria.

Todas las familias inscritas presentan necesidades. "Muchos de estos niños asistentes no cuentan con más de una comida digna al día, debido a la situación de sus familias. Algunos llegan y dicen que tienen hambre, porque a sus padres se les olvidó darles la cena, algo que sabemos que es por situación económica, porque conocemos desde años los casos", subrayan las trabajadoras.La alimentación que se les ofrece dentro del plan a los menores está supervisada por nutricionistas y la empresa encargada es la única que de momento tiene la concesión sanitaria, afirman.

La Junta de Castilla y León en su área de Sanidad realiza inspecciones periódicas sorpresas, controlando "todo", desde la calidad y equilibrio de la comida, hasta las instalaciones y su ajuste con las actividades o la situación de los niños con necesidades especiales. "Los inspectores se llevan muestras testigo e incluso prueban la comida si es necesario, con el fin de procurar la máxima calidad en los productos ofrecidos", especifican las encargadas. Tanto la empresa concesionaria como la contratada para animación elaboran un informe detallado cada año con fotografías como muestra del trabajo y progresos realizados, que entregan al finalizar el plan al concejal de Educación y Bienestar Social, Antonio Vega. El edil realiza a partir de ese punto una valoración de Conviviendo en Verano, que sirve de orientación para la siguiente edición. En la primera, en el año 2015, la Concejalía realizó una encuesta sobre el proyecto a los progenitores, que dieron su opinión favorable en casi un cien por cien.

Las actividades realizadas por los niños durante las jornadas matutinas son variadas, con manualidades interiores y ejercicios en el patio al aire libre. "Los asistentes desayunan a primera hora, a las diez de la mañana. Desde las once hasta las doce y media están con la empresa de animación realizando actividades en el exterior, y luego entran a practicar actividades interiores como juegos de mesa o de estatuas de sal, juego este último muy requerido por los usuarios. A la una y media comen y después de comer vienen los padres a buscarlos sobre las dos y media o tres menos cuarto".

Por lo general, antes de que acabe el curso los niños y sus familias comienzan a demandar el plan. "Todos los menores salvo una niña nueva de Las Monjas, que ha entrado este año, han estado presentes en el plan en las anteriores ediciones". Demandante del programa también es uno de los menores con necesidades especiales, que viene desde el barrio de Santa Clara y se desplaza hasta el colegio San Isidro "en el autobús urbano de la ciudad, destinado a ofrecer el servicio de transporte a mayores y a personas con este tipo de situación", explican.

Según comenta, el programa también ha sido solicitado por otras familias, "pero primero están los que más lo necesitan". Para aquellos padres que cuentan con ingresos suficientes existen otro tipo de programas bajo pago dependientes de la Concejalía.

Uno de los requisitos imprescindibles para poder optar al programa es la adquisición de una beca por parte del Ministerio para el comedor escolar. Si un menor tiene concedida esta beca durante el periodo lectivo, se considera que sigue existiendo esa necesidad en el periodo vacacional.