Hay muy pocos pueblos en España con vecinos y sin cementerio. Con toda probabilidad, en Zamora, el caso de Vecilla de la Polvorosa sea único. Tal vez incluso sea inédito en Castilla y León. Una población de 80 habitantes que no puede dar sepultura a los suyos en el pueblo desde hace nueve años no es algo común. Eso piensan todos los vecinos y la unanimidad es más que plena, pese a los matices. En Vecilla hace algunos años sus habitantes pugnaron por conseguir que se les reconociera el estatus de Entidad Local Menor y poder gestionar así sus recursos con cierta independencia de Morales de Rey, el Ayuntamiento Mayor. Lo consiguieron a base de una unidad a prueba de fisuras. Ahora el objetivo que se ha fijado el pueblo es la construcción de un nuevo cementerio.

"Conseguiremos el cementerio aunque sea lo último que haga", explicó el nuevo alcalde a este periódico nada más acceder al cargo. César Mayor, un viverista de 36 años con la complexión de un chaval grande y un talante extrovertido y bonachón, ganó de calle en la localidad presentándose bajo las siglas de la Unión del Pueblo Leonés (UPL) y formó Junta Vecinal con dos jóvenes más del pueblo. Mayo consiguió algo más: ser la llave en el Ayuntamiento de Morales de Rey, dónde negoció con Ahora Decide y con el Partido Independiente de Morales y Vecilla (PIMV) que se había quedado a un voto de la mayoría absoluta. Mayo, "por coherencia", optó por apoyar la investidura de la candidata del PIMV, pero sobre la mesa puso una condición: construir un nuevo cementerio en Vecilla debía de ser prioritario. Y así ha sido. El Ayuntamiento llamó al arquitecto la semana pasada y le encargó que redactara el proyecto del nuevo camposanto y aparcase todo lo que estaba haciendo, incluso las nuevas normas urbanísticas de la localidad, que pasarán a un segundo plano durante el tiempo. Así las cosas, Vecilla ya ha dado el primer paso para lograr, después de nueve años, que sus muertos puedan descansar en paz en el pueblo en el que nacieron o en el que vivieron toda su vida.

Lo cierto es que Vecilla se quedó sin camposanto prácticamente de la noche a la mañana cuando se pretendía la ampliación del eclesiástico añadiendo nichos. Se quería pero no se podía. El cementerio de toda la vida, adosado a la iglesia, estaba lleno. Tal era así que en la mayoría de las tumbas hay varios enterramientos. Inicialmente, explica el alcalde, un túmulo de tierra con una cruz marcaba el lugar de cada sepultura. Pasados algunos años, sin atender a ninguna otra cuestión, se sacaban los restos, se metían en un saco y la tumba era nuevamente ocupada con ambos restos. Más tarde los vecinos comenzaron a construir sepulturas de mármol y el espacio no dio para más. No hay en el cementerio eclesiástico de Vecilla de la Polvorosa más que unas 50 sepulturas, incluidos cuatro pequeños nichos a modo de columbarios posiblemente ocupados por niños.