Así estaban las cosas en 2010 cuando el Ayuntamiento de Morales de Rey decidió construir 20 nichos sobre una nueva pared en la parte sur del camposanto. Se encontró con varios problemas: Sanidad no lo consideró adecuado, ni tampoco el área de Asistencia a Municipios de la Diputación. Pero sobre todo chocó con un vecino, Valentín Hidalgo Peñín, cuya vivienda estaba al otro lado de la calle. Este ganadero con hoy 92 años de edad advirtió al Ayuntamiento de que aquello no era lo adecuado, y pese a que su propia familia le aconsejó no meterse en líos, recurrió al Juzgado de lo Contencioso-Administrativo. "Era de sentido común y yo lo veía claro, aunque en realidad lo que yo quería ya entonces es que se hiciera un nuevo cementerio", explicó el viernes a este periódico.

Lo cierto es que la situación de inundabilidad de Vecilla, las filtraciones a las capas freáticas, el incumplimiento de las distancias urbanísticas exigibles y otros factores terminaron por darle la razón a Valentín y el Ayuntamiento que plegar velas y desmontar los nichos (no fue inmediato, de hecho fueron retirados hace un año y están almacenados en una nave a la espera de que la localidad tenga un nuevo cementerio).

Vecilla tenía un cementerio viejo, clausurado y lleno, y por ello emprendió el proyecto para construir uno nuevo. Sin embargo resultó fallido. Se programó en una parcela de 2.000 metros con un espacio insuficiente para desarrollar este uso con una autorización especial en suelo rústico. La actuación municipal no solo fue rechazada sino que además se perdió una subvención de los planes provinciales de la Diputación para poder ejecutar las obras.

"Ahora tenemos que hacer las cosas bien. Hemos tenido muy mala suerte, pero confiamos en que el proyecto salga adelante y por eso pedimos apoyo a la Diputación y a la Junta para que nos ayuden técnicamente y especialmente a la Diputación para que nos respalde con fondos, porque el Ayuntamiento no dispone de posibilidades económicas para hacerlo. Es una cuestión de dignidad", alega el alcalde.

El Ayuntamiento ha elegido la misma parcela elevada de 2.000 metros pero antes la agrupará con otra finca municipal. Un camino separa ambas, pero juntas suman mucho más de los 5.000 metros cuadrados requeridos. Así confía en resolver el problema, eso sí, con la comprensión y ayuda de todas las administraciones.

Hace nueve años que los vecinos fallecidos de Vecilla de la Polvorosa no pueden reposar bajo la tierra que pisaron. En el último año ha habido cuatro decesos. Un vecino fue enterrado en Benavente. Sus familiares quieren devolver sus restos a Vecilla cuando haya un nuevo cementerio. El resto han sido incinerados. Solo hay dos opciones: o buscar espacio en cementerios de otros pueblos (hay algún vecino que tiene hasta cuatros espacios adquiridos en dos poblaciones diferentes) o la incineración.

"Prefiero que me metan en cualquier "gujero" en el campo de aquí a que me quemen", porfía Domingo Mañanes antes de acompañarnos a la parcela en la que el Ayuntamiento quiere construir el nuevo cementerio.

El exalcalde de Vecilla durante 28 años, Manuel Hidalgo, de 80, cree que contar con un cementerio "es tan importante como el comer". "Estamos muy doloridos porque debemos ser el único pueblo de España sin cementerio", agrega y afirma que la Diputación ha mirado para otro lado "durante muchos tiempo en lugar de atendernos como al resto de contribuyentes".

José Ferrero, de 72 años, jubilado residente en Suiza aunque regresa cada poco al pueblo, enterró el año pasado a su madre. Gastó 3.800 euros en la incineración. Los restos descansan en una urna dentro de la tumba de su padre en el cementerio eclesiástica. "Morales nunca ha cumplido lo que ha prometido a Vecilla", argumenta preguntándose cómo es posible que la iglesia permita esto. "Es urgente que nos hagan el cementerio porque si no queremos irnos a otro pueblo nos tienen que incinerar y a nadie le gusta ni nadie quiere", dice Paquita Posado, de 71 años.

Ramiro García Fidalgo, de 85 años, como aquel personaje de La Montaña Mágica de Thomas Mann que decía que "la muerte no es asunto de los que se van si no de los que se quedan", reitera que "da lo mismo lo que pase luego", pero a renglón seguido, cuando Paquita le pregunta si quiere que le incineren no deja lugar a dudas: "No, no, yo no quiero eso".