Un colaborador habitual de Cáritas que vive en un piso alquilado y tutelado por la ONG se despertó el martes y al abrir la puerta se encontró al cerrajero, a la Policía, a los bomberos y al propietario de la casa. Este último le había echado en falta, al igual que el personal Cáritas, sus familiares y conocidos.

Hacía un mes que no se sabía nada de él. El dueño del piso había intentado acceder a la vivienda pero las llaves estaban puestas por dentro. Finalmente se activó el protocolo de actuación y la juez autorizó entrar en la vivienda. Los bomberos fueron movilizados pero el propietario prefirió llamar a un cerrajero. Cuando esté iba a descerrajar la puerta, el hombre, al parecer dormido, se despertó.