Benavente se resiste a abandonar la tradicional celebración de San Isidro y ayer un reducido grupo de vecinos rindieron honores al santo con misa, procesión y una simbólica bendición de campos. La celebración corre a cargo de la Junta Agropecuaria Local y quienes la integran se resisten a dejar en el olvido una tradición que recuerda años pasados con una gran participación de agricultores y ganaderos.

"Los tiempos cambian, pero es una pena dejar esto en el olvido", explicaba José, un hombre de avanzada edad que aseguraba que siempre se ha dedicado al campo y que desde hace escasos años se une a la celebración "para que no se pierda, pero es que ya no quedamos nadie". Otra mujer, de San Martín de Valderaduey, recordaba la celebración a San Isidro en su pueblo y lamentaba que "aquí somos todos jubilados".

Pero no todos lo son. José Luis es de los pocos agricultores nacido en Benavente que aún viven del campo. Él recordaba otros tiempos en que la celebración de San Isidro era toda una fiesta, en la que se soltaban vaquillas en la finca de Santiaguín o de Casimiro. Él, que con 53 años se considera "joven por dentro y por fuera", señala que no hay relevo generacional aunque no quiere ser derrotista con relación a la profesión a la que lleva toda una vida dedicada, con altibajos a lo largo del tiempo y adaptándose a los cambios del mercado.

La celebración religiosa tuvo lugar en la iglesia de San Juan. Desde allí salió la procesión por la reformada calle Lagares hasta el barrio de Las Eras, y de modo simbólico se bendijeron los campos, en realidad el parque infantil de esta zona de la ciudad. El sacerdote recordó a los presentes que "el hombre del tiempo ha dicho que mañana va a llover, nosotros vamos a darle un empujón" y realizó la bendición antes de regresar en procesión al templo.