Los vecinos de Morales del Rey celebran estos días la novena en honor al venerado Cristo de la Vera Cruz, que preside el altar de la iglesia parroquial de San Pelayo. Los devotos, cada día, cantan la Adoración a las Cinco Llagas, en la novena que se dará por concluida el próximo domingo. Este acto religioso que se ha logrado mantener a lo largo del tiempo dio comienzo el pasado sábado con el traslado del Cristo desde la ermita, que se encuentra a la salida del pueblo. La Cofradía del Bendito Cristo de la Vera Cruz es la encargada de coordinar las citas tradicionales, aunque participan en ellas muchos otros vecinos que no forman parte de la hermandad, según explican.

Este año esta cofradía ha estrenado la cruz procesional que acompaña a la imagen del Cristo en su procesión desde la ermita a la parroquia. Además, de esta cruz que es la encargada de marcar el recorrido procesional, acompañan a la imagen del Cristo las santas Bárbara y Eugenia, que permanecen el resto del año en la ermita, así como la Virgen del Ben Suceso, según explica una vecina, Mari Gan. La celebración de esta fiesta, en la que el Cristo de la Vera Cruz es protagonista, se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, en que cada vez hay menos gente joven en el pueblo. Es por ello que ya no se portan a hombros las imágenes. "Hace tiempo que se les puso ruedas a las andas para que poder llevarlas mejor", explicó una vecina, participante de esta celebración.

También han cambiado otras tradiciones para adaptarse a la actualidad, aunque se mantiene la esencia. Al Cristo de Morales no le faltan las roscas, aunque sean encargadas a un repostero en lugar de realizarlas las vecinas de la localidad. Pero se mantiene la tradicional subasta, con la que se recaudan fondos para la cofradía.

Esta subasta tendrá lugar el domingo. Es en esa jornada cuando se da por finalizada la novena, momento en el que se celebra el acto más importante de este festejo, la procesión de vuelta del Cristo a la ermita, que cuenta con muchos devotos de la localidad y pueblos vecinos. Una vez llevada esta imagen, y las de las santas, de vuelta a su lugar de reposo, los vecinos se trasladan hasta el entorno de la iglesia donde se realiza la subasta de las roscas, un acto tradicional que ha logrado mantenerse a pesar de los cambios.