Santa Colomba de las Monjas pone en valor su patrimonio natural con la adecuación de un sendero circular, entre chopos y fresnedas por un recorrido de unos nueve kilómetros y medio, pensado para realizar a pie o en bicicleta. Esta iniciativa, que subvenciona el Ayuntamiento de la localidad y la Diputación Provincial, en colaboración con la Junta de Castilla y León, ha sido posible tras dos años de trámites administrativos para lograr los oportunos permisos tanto para el tránsito por este recorrido como su señalización. El Fresnal del Mato, el Mirador del Órbigo, la Isla de Mariano Gutiérrez, La Piconada o el Paseo de la Rosaleda son algunos de los puntos de interés que pueden disfrutar los visitantes a lo largo del recorrido.

La señalización de esta ruta, bien conocida por los lugareños, permite acercarse a acontecimientos históricos de la localidad o de carácter cultural, que se muestran en diferentes paneles informativos. La Batalla de la Polvoraria, ocurrida en el año 878, durante la Reconquista es uno de estos hitos históricos que se pueden conocer a través de la nueva señalización.

Otros carteles hacen referencia a esos lugares de interés como el Fresnal del Mato, una fresneda de más de 100 fresnos centenarios, y que tal y como el biólogo José Ignacio Regueras recoge en uno de sus libros es uno de los bosquetes que pueden ser calificados como "singulares en la comarca de Benavente". Se encuentra en el Pago del Mato, muy cerca de la desembocadura del río Órbigo. Algunos de estos fresnos son monumentos vivos, de casi cinco metros de perímetro y de hasta 13 metros de altura. O como el paraje de la Rosaleda, un jardín botánico donde se entremezclan rosas de distintos colores, con castaños de Indias, ciruelos japoneses, nogales, cipreses y otros arbustos. O los "Cuestos de Barcial", unas formaciones excavadas en las paredes verticales que ladean el río por colonias de abejarucos.

Esta información aportada en la nueva señalización no hubiera sido posible sin la documentación facilitada por las Monjas Bernardas del Convento del Salvador, del Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo, el biólogo benaventano José Ignacio Regueras y tantos otros que buscan en la cultura el engendro y progreso de los pueblos de esta tierra.