La Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales (Untap), de la que es miembro el tatuador benaventano de origen boliviano Richard Suárez Álvarez, inició en 2016 un movimiento denominado Tatuaje Solidario. En origen se creó una página web del mismo nombre para agrupar establecimientos que realizaran trabajos de forma gratuita y solidaria. Tatuaje solidario ha devenido en Tatuaje solidario cáncer de mama, que agrupa hoy por hoy a numerosos profesionales de toda España que realizan reconstrucciones visuales de pezón y areola de forma solidaria y totalmente gratuita "a todas aquellas personas que han sufrido una mastectomía por cáncer de mama".

Tatuaje Solidario Cáncer de Mama es solo un granito de arena más que esperamos sea de gran ayuda, dice la página web (www.tatuajesolidario.com) y lo mismo opina Richard Suárez que hasta ahora ha aportado su conocimiento reconstruyendo con micropigmentación los senos de tres mujeres tras sufrir una mastectomía.

"Nos hemos sentido motivados con este servicio, que es devolver de alguna manera algo a la sociedad", explica Suárez tras explicar la que UNTAP ha apostado por formar a los tatuadores en este tipo de servicios, que no solo consisten en micropigmentar, sino en apoyar psicológicamente a mujeres y hombres que, tras sufrir una mastectomía, lo están pasando mal.

Suárez, propietario de Tiki Tattoo en Benavente, ha ayudado a "recuperar la autoestima" a tres mujeres que anteriormente tuvieron que padecer el calvario de un diagnóstico de cáncer de mama y pasar luego por quirófano. "La experiencia que tengo es que después de la reconstrucción visual ellas sienten que han recuperado algo que les faltaba y vuelven a sentirse completas. Hacer este trabajo es muy motivador", explica.

Las mujeres u hombres interesados en este servicio solidario tienen toda la información de los profesionales colaboradores de la UNTAP en la página web tatuajesolidario, aunque también en el caso de Richard Suárez, hay información disponible en la Asociación Española contra el Cáncer Junta Local de Benavente, en cuya sede han dejado tanto la forma de contactar como las características de este servicio solidario y gratuito.

Suárez, igual que otros profesionales, utiliza la técnica del realismo. "Utilizamos la fotografía como base. En lugar de hacer un retrato se toma una imagen de un pezón y de la areola. Sirven de referencia para la elección del color y del pigmento que vamos a utilizar para realizar la reconstrucción visual".

Una sesión de reconstrucción lleva tres horas de tiempo como mucho, aunque Suárez explica que una gran parte de la sesión se invierte en hablar con la mujer para que se sienta cómoda hasta que se completa el trabajo. "Tres horas es lo máximo que he llegado a tardar pero esto es más por el hecho de que se sientan cómodas y seguras que por la ejecución del tatuaje en sí. El proceso tiene mucho de psicológico".

Aunque a algunas mujeres mastectomizadas les cabe la posibilidad de volver a pasar por el quirófano para realizar una reconstrucción muchas prefieren la reconstrucción visual. El tatuaje "es molesto, aunque no doloroso. Creo que el sentimiento de necesidad y de superación hace que las molestias que puedan sentir queden a un lado. Les merece la pena, por la experiencia que tengo. Los resultados posteriores en autoestima son evidentes", agrega Suárez.

Este profesional del tatuaje cree que, a pesar de que la Untap realiza encuentros anuales en distintos puntos del país ofreciendo la reconstrucción, muchas mujeres prefieren no usar este tipo de servicio solidario y gratuito por falta de información o por el miedo de que el resultado pueda no ser el que esperaban.

Una zamorana fue pionera en 2016

Lorena San Román lleva dos años abriendo las puertas de su estudio de tatuajes para restaurar gratuitamente las areolas de mujeres mastectomizadas. Rizo Tattoo, en la calle Palomar, se unió a otros negocios españoles que están dentro de la Asociación Tatuaje Solidario. Todos ellos ofrecen de manera gratuita un servicio de reconstrucción de la areola mamaria por medio de la tinta. El establecimiento zamorano fue el primero en ofrecer este servicio en Castilla y León.