A Loli Lucena, de 53 años, le diagnosticaron un tumor de pecho hace diez años. Le encontraron un pequeño bulto en una mama. Al abrir hallaron muchos más. Por profilaxis, le explicaron, había que extirpar ambas mamas. El cirujano la ofreció la posibilidad de implantarse prótesis y ella accedió. Su compañera de habitación "ni siquiera quiso".

"Todo esto no es fácil. Cuando me vi en el espejo recién operada, gracias que me pusieron las prótesis, y ya el impacto no era tan grande porque ves que tienes las mamas, me impactó la imagen", explica.

"Pero bueno, de lo malo, tienes ahí las cicatrices y el pecho sin pezón. Claro, te ves muy rara y te baja la autoestima y aparte de que tú no te ves bien. Piensas que si la pareja, que si no voy a gustar a los hombres. Porque el pecho es muy importante", agrega.

Loli conocía a Suárez como tatuador. Le hablaron de la reconstrucción visual, de la posibilidad de reproducir el pezón y las areolas con micropigmentación. "Cuando me enteré de que había la posibilidad de reconstruir el pezón con un tatuaje, me lo estuve pensando, porque me daba no se qué, pero al final me decidí", recuerda.

La experiencia ha sido positiva, enfatiza. "Ahora me veo y mi autoestima pues ha subido muchísimo, y quiero animar a todas en esta situación a que se lo hagan. No duele, y la herida en tres días ha desaparecido. Cuando te ves en el espejo piensas: si es que parecen mis pezones, los que tenía. Parecen reales".

Loli recuerda que tras el diagnóstico "se me cayó el mundo encima". Diez años después lo que quiere es ayudar a la gente, y por eso se ha prestado a hacer este testimonio público. "Sé lo duro que esto y por eso quiero animar a todas las mujeres que ha pasado o están pasando por esta situación a que se lo hagan. Yo lo que quiero es ayudar a la gente al haber pasado por esto y haberlo superado, a todas las que tengan dudas se lo recomiendo".