Tanto de uno como del otro barrio de Paladinos del Valle de Santa María obran fuentes documentales vinculadas a los libros de fábrica de una y de otra iglesia y de sus propiedades, de la dedicada a San Martín y de la de San Juan, coetáneas aunque la primera, la de San Martín se llegó a abandonar tras un largo proceso de deterioro, en el año 1746, ya que el obispo de Astorga don Pedro de Cáceres autorizaba a «que se desmonte la iglesia de San Martín, que llaman la vieja, y se aprovechen los materiales para la nueva». La que el prelado denomina como nueva es la de San Juan que en esos momentos se estaba ampliando y gracias a las rentas de San Martín. Y casi un siglo más tarde, en el año 1822, se declara oficialmente la desaparición de la iglesia de San Martín coincidiendo con la visita episcopal del prelado don Guillermo Martínez Riagas quien no dudó en afirmar que «por haberse arruinado (la iglesia) se traslada a la ermita de San Juan Bautista y la visitó y constituyó Parroquia de San Martín del lugar de Paladinos», según la documentación recogida por el estudioso local Constantino Blanco.

Fue a partir de entonces cuando la iglesia de San Juan Bautista, la que actualmente recupera su pórtico, se convierte en sede parroquial y se pone fin a una controversia que venían manteniendo durante décadas los vecinos de los dos barrios y buena culpa de ello por las generosas rentas que venía abonando la iglesia de San Martín en favor de la de San Juan Bautista.