La aparición de la lluvia en la jornada de ayer hizo dejar en suspenso la celebración del Entierro de la Sardina con el que los benaventanos despidieron ayer por la noche las fiestas de Carnaval. Organizado por la Asociación de Familias Numerosas, volvió a salir las calles el cortejo fúnebre que pone fin a las actividades carnavaleras. Esta vez la cita para el inicio del desfile fúnebre tuvo lugar en la Plaza Mayor desde donde se inició un divertido recorrido hacia la calle La Rúa y hasta la Mota Vieja para regresar después a la Plaza Mayor. La sardina fue portada a hombros en esta ocasión sobre una barca. Su tamaño, de metro y medio, no dejó indiferente a los vecinos que a su paso se fueron animando a participar de la fiesta animada por apenas seis personas.

En esta ocasión, no hubo solo un grupo para animar con su música el recorrido, sino dos. Uno a base de dulzaina y tamboril y el otro, una charanga local de reciente creación, "Los Chumachos".

No faltó el clérigo, ni un monaguillo, tampoco los atuendos oscuros para representar el cortejo fúnebre integrado por representantes municipales del equipo de Gobierno y algunos vecinos que decidieron unirse al desfile.

Y no hubo entierro como tal, por las dimensiones de la protagonista, pero tampoco se quemó puesto que por prudencia la Asociación de Familias Numerosas decidió suspender esta quema, dado el viento que se hizo presente toda la jornada. El acto finalizó con el "indulto a la sardina".