La diferencia entre muertes y nacimientos, lo que los sociólogos denominan crecimiento vegetativo, es negativo en la comarca desde hace 35 años. En 2017, último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la brecha entre defunciones y nacimientos alcanzó por segundo año su máxima distancia. Hubo 374 decesos más que nacimientos, y con una fría exactitud, esta cifra fue la misma que en 2016. Esta diferencia equivale a una población del tamaño de Villanueva de Azoague o de Santibáñez de Tera, entre unos cuantos que en la actualidad tienen entre 350 y 400 habitantes.

Desde luego, la tasa de reemplazo no existe en la comarca desde hace casi cuatro décadas. La despoblación es cada año más acusada y la evolución de los movimientos naturales de la población se agrava.

La última vez que en la comarca de Benavente y Los Valles (el conjunto de la comarca está integrado por los 56 municipios del partido judicial incluida la cabecera benaventana) la tasa de mortalidad fue inferior a la de natalidad en 1982. La década de los ochenta había comenzado bien, con 62 nacimientos más que decesos en 1980. El dato se torció en 1981, con 56 muertes más que nacimientos, pero se volvió a enderezar un año después. 1982 fue el último año en positivo. Fallecieron 384 personas y nacieron 482 niños: 92 vidas de diferencia censadas en el territorio comarcal.

Desde entonces el crecimiento ha sido negativo y cada vez mayor. En números absolutos, desde que se inició esta serie estadística hace 37 años han fallecido en la comarca benaventana 18.585 personas (el equivalente a la población actual de la cabecera) y se han acumulado 11.261 nacimientos. En este periodo se produjeron 7.324 más decesos que nacimientos.

Al igual que ocurrió en 2016, la distancia entre muertes y nacimientos no mejoró. Mientras que ese año se registraron 563 decesos frente a 189 alumbramientos, en 2017 las muertes fueron 555 y los nacimientos 181. Por un capricho matemático el saldo negativo en ambos años es el mismo, 374 nacimientos menos que fallecimientos.

En 2016 en un total de 29 localidades del partido judicial benaventano no se produjo ni un solo nacimiento. En 2017 han sido 32 las localidades donde ni los secretarios de los ayuntamientos ni los jueces de paz han tenido que librar ninguna nueva partida de nacimiento.

En Benavente ciudad el saldo es también negativo, pero hasta el año 2000 primero y principalmente a partir de 2007 después, no comenzó a producirse la misma situación. Aunque en los 37 años de la serie estadística el cómputo global de nacimiento es mayor al de defunciones, desde 2013 la brecha se ha agrandado de forma notable y en 2017 el saldo es negativo: hubo 71 decesos más que nacimientos.

Dentro de los movimientos naturales de la población, el INE incluye también en la serie los matrimonios, sean estos del mismo o de diferente sexo, por la vía civil o con ceremonia religiosa. Los números dejan claro que cada vez se producen menos casamientos. Si en 1980 en la comarca llegaron a producirse hasta 243 matrimonio en un año, en la actualidad el número de casamientos está dos tercios por debajo. Este efecto también se produce en Benavente donde la diferencia es menor, pero en número absolutos equivale a un 50% del número total de matrimonios que se contraían en las décadas de los ochenta o los noventa del siglo pasado.

Un dato da idea de la situación: en 2016 en 40 localidades de las 56 del partido judicial no se contrajo ningún matrimonio; en 2017 ocurrió lo mismo en 39 localidades.