Con destreza, acentuando los trazos, el dibujo a carboncillo se plasma en la lámina con toda fidelidad. Al igual que el patrón de muestra, el ojo y las manos de José Llordén de Paz son fieles reflejos de delicadas obras de arte sobre el papel.

Un buen ejemplo de artista del dibujo, del carboncillo, es el vecino de Fuente Encalada José Llordén, para más señas «Pepín» para los amigos y convecinos. En su casa familiar de los Llordenes, en la calle las Peñas, donde cualquier rincón acentúa la historia escondida entre los muros asentados sobre rocas, su quehacer artístico no le ha dado de comer en su trayectoria laboral, aunque a este jubilado, en cambio, sí le ha nutrido su vena más característica, la de hacer arte. Y esto es lo que ha hecho a ratos y con mucha paciencia José Llordén durante toda su vida, verdaderas obras artísticas a base de utilizar el carboncillo. No esas minas de taller, no, sino un simple lapicero cuya mina afila con la navaja. Y no en un taller, ¡qué va!, sino recostado en su cama utilizando un atril. Pocas veces Pepín ha usado como soporte la mesa camilla para realizar sus láminas de dibujo.

Láminas de delicados trabajos en blancco y negro porque de ese color es el trazo que deja el carbón y los diminutos espacios intermedios.

Desde muy niño, Pepín comenzaba sus primeros trazos dibujando retratos de familiares. «En casa de mi abuelo había una fotografías antiguas de unos familiares, esa imagen me quedó grabada en mi cabeza y luego en casa la plasmé en un papel», asegura apuntando a que esa sería su primera de las más de 400 láminas que ha dibujado. Por su cabeza han pasado los recuerdos, las imágenes dibujadas en una lámina de los párrocos de Fuente Encalada que él ha llegado a conocer, y los refiere comenzando por el que lo bautizó, José Rodríguez Sastre, pasando por Fermín Cano, Pedro Domínguez, José Antonio, Julián, Pedro Aparicio, Amador, José Manuel, Víctor Murias y el actual, Miguel Hernández.

Una relación de obras de arte dibujadas a carboncillo en las que predominan los motivos religiosos, pero también personajes históricos, retratos, edificios emblemáticos con especial incidencia en la iglesia del pueblo y sus retablos e imágenes. Todo un lujo de obras dibujadas con todo detalle de la mano de este artista del carboncillo.