La multinacional austriaca Kronospan ha puesto a la venta la fábrica maderera de Villabrázaro por 9,5 millones de euros. Hoy se cumplirán 23 días del anuncio de venta que el grupo ha colgado en una página web. Pide 228 euros por metro cuadrado de las 3,30 hectáreas de suelo.

Literalmente la oferta incluye una nave industrial de 33.000 metros cuadrados sobre una parcela de 320.000 metros; un almacén de 23.328 metros, la nave de fabricación con otros 4.428 metros; 31.000 metros de viales; oficinas, vestuarios, comedor, portería, báscula y aparcamiento, además de abastecimiento y saneamiento y suministro eléctrico con subestación propia, red de protección contra incendios y un depósito de agua de mil metros cúbicos con tres bombas. El anuncio resalta que las instalaciones están "muy bien ubicadas, muy cerca de Benavente, en el cruce de la autovía A6 con la A-52".

Cinco años después de pagar 20 millones en una subastilla del concurso de acreedores por la que hasta entonces había sido la fábrica maderera de Interpanel, del grupo Tablicia, Kronospan se apresta a consumar su salida definitiva de la comarca.

Aunque la compra estaba supeditada a un plan para reflotar la factoría, este nunca tuvo más visos de cumplirse que las declaraciones de ejecutivos de la empresa en España. Kronospan, con su propuesta de compra a la administración concursal aún caliente, pronto argumentó la carencia de madera para justificar un aplazamiento de la reapertura de las instalaciones y para condicionar también su presencia en Villabrázaro.

Las reuniones con dirigentes de la Junta de Castilla y León para hablar del precio de la madera y de la disposición de materia prima en montes públicos, tampoco sirvieron avanzar hacia la reanudación de la actividad industrial de la maderera.

Lejos de ser así, Kronospan ya contemplaba el desmantelamiento de los bienes de equipo a un país del este europeo un año después de haber adquirido la factoría. Para esas, los sindicatos ya intuían que la deslocalización estaba planificada y que los puestos de trabajo jamás se recuperarían.

Tampoco las conversaciones a partir de 2015 del alcalde de Villabrázaro con los responsables del grupo en España permitieron avances. La empresa llegó a hablar de reflotar la astilladora generando algunos empleos, e incluso dejó caer la posibilidad de dar a la factoría otro destino. La Consejería de Economía llegó a refrendar esta posibilidad, aunque lejos de producirse avances, esos anuncios cayeron en el olvido. En el caso concreto de la astilladora, septiembre de 2017 fue la última fecha anunciada al Ayuntamiento. Esa posibilidad también se esfumó.

La presión social, la creación de un grupo de trabajo en Villabrázaro, la recogida de firmas y la convocatoria de una manifestación en Benavente tampoco sirvieron para presionar a Kronospan. El gigante austriaco fue refractario a las protestas y a las propuestas, como la planteada por el Ayuntamiento de la localidad para que Kronospan realizase una oferta de venta al Grupo Martín, que tras estar interesado en Interpanel, terminó adquiriendo Tablicia en Lugo.

Así las cosas, en enero de 2017 el grupo austriaco perseveraba en el desmantelamiento aunque seguía abierto a "estudiar alternativas". Si las hubo no trascendieron más allá de los buenos propósitos. En marzo de ese año la empresa comenzó los trabajos de desmantelamiento de la prensa de producción de tableros, la que sin duda era la parte mas valiosa de la fábrica. Su trasladado a una fábrica del este europeo marcó el punto de aparente no retorno a la fabricación de tableros en las instalaciones fabriles.

Entretanto, Kronospan había llevado a cabo expedientes de regulación de empleo en las fábricas adquiridas en Burgos, otra prueba más de la dificultad de que Villabrázaro pudiera volver a funcionar.

Hace 23 días que la empresa decidió anunciar la venta de las instalaciones, aunque en la fábrica no hay ningún cartel que lo evidencie. El anuncio de venta en una conocida web ha coincidido más o menos en el tiempo con la llegada de una segunda nueva empresa al polígono industrial La Marina, en concreto Asludium, una firma asturiana que producirá bobinas de aluminio.

Del mismo modo, la intención de abandonar Villabrázaro también ha coincidido con el abaratamiento de los precios del suelo industrial en el polígono, una bajada de precios que habría activado el interés de otras empresas.

En las dos últimas semanas paradójicamente, los camiones cargado de tableros no han parado de llegar desde distintos puntos. La fábrica de Villabrázaro se ha convertido en un gran almacén y estos días ha habido jornadas con cerca de una veintena de camiones descargando la producción de otros sitios, de Burgos concretamente.

Durante los cinco años transcurridos desde la compra por Kronospan de la fábrica, esta ha estado atendida por dos o tres trabajadores, salvo la etapa en la que se llevó a cabo del desmantelamiento de la maquinaria productiva. Entonces llegaron de centroeuropa cerca de un centenar de trabajadores que emplearon cerca de tres meses en llevar a cabo la tarea de desmontarla y cargarla para su traslado.