Al llegar el mediodía de cada uno de los martes de la semana, los mayores de Fuente Encalada saben que es la hora de uno de los encuentros vecinales más apetecidos en esta pequeña localidad vidrialesa.

El cada vez más reducido registro poblacional y de su envejecimiento provoca que también sea cada menor el número de participantes en el taller de memoria al que suele asistir una docena de vecinos mayores. Una actividad ésta que viene de la mano del CEAS de la Diputación con la colaboración municipal y que en esta localidad se viene repitiendo año tras año, «porque es muy agradecida y nos hace sentir bien», señalan casi al unísono los vecinos.

Las sesiones impartidas por la monitora Diana Blanco afectan a un contenido con un marcado acento interrelacional. A través de herramientas como fichas, juegos de cartas y esquemas nemotécnicos, entre otras, el grupo maneja unos códigos de memoria, precisamente para eso. Para ejercitar la mente y la memoria. Ni que decir tiene que las sesiones que se vienen realizando desde el mes de octubre fomentan el encuentro de convivencia en uno de los pueblos donde esta premisa constituye un denominador común en cada una de las actividades que se realizan.

Los elogios al programa de contenidos de estas sesiones para ejercitar la memoria se suceden entre los propios participantes. Así lo refiere el asistente de mayor edad del grupo, Arcadio Fernández, con 88 años, y la más joven de 70 años, Francisca Esther Colino. «Esto nos ayuda a tener más agilidad mental», apostilla Francisca Colino recordando «los palabros» que buscan en fichas. Del mismo modo, hace hincapié el mayor de este grupo, apostillando sobre muchos de los vocablos de instrumentos y herramientas de oficios antiguos. «Si pudiera, vendría todo el año», advierte Arcadio Fernández.