Ayer miércoles Villageriz amanecía con una densa niebla y todo apuntaba a que el cielo se abriese al mediodía, pero no. El cielo grisáceo era persistente y, más áun, hacía frío. Eso no le impide al joven tendero a llegar hasta la entrada del pueblo y en la plaza de los Silos, la del Ayuntamiento, para atender a los vecinos poniendo a su disposición su tienda móvil.

El sonido de la bocina de su furgón, con la barriga llena de productos alimentarios y de artículos de droguería, anunciaba su llegada. Una primera parada en la empinada calle principal y otra más en la plaza.

El joven Óscar Trigo Martínez, desde Cubo de Benavente realiza habitualmente 5 rutas teniendo como puntos de venta las plazas de las localidades del territorio norteño de la provincia zamorana, e incluso de las vecinas localidades leonesas. Desde Cubo recorre la ruta de la Valdería a Cabrera o las cuatro restantes por los pueblos de Vidriales o por la zona sanabresa.

Con una frecuencia semanal o quincenal su furgón de la tienda móvil recorre el territorio ya sea con lluvia, con frío e, incluso con nieve. "A la gente hay que atenderla", apunta este joven que más que tendero, en no pocas ocasiones hace las veces de confesor, porque sus clientas, mayores ellas, le hacen partícipe de sus cuitas cotidianas. Ya no es un forastero, como lo fue en su primera llegada en el año 2013, ahora forma parte de la vida de cada uno de los pueblos. El joven Óscar se ha llegado a querer y así lo expresan sus clientas en Villageriz como Josefa Cristóbal de 78 años o la convecina Teresa Paz de cuyos labios brotan elogios.

Son muy pocos los vecinos de Villageriz y, sobre todo en invierno, 24 solamente. Y una buena parte de ellos realizan las compras al vendedor ambulante. "Yo le cojo siempre", se refiere Josefa Cristóbal apuntando a la compra que en el día de ayer venía con un obsequio del tendero, un calendario con la imagen de la Sagrada Familia. "Me gusta más este", decía relegando a otro con la foto de un paisaje.

"¿Tienes leche desnatada?" le pegunta esta vecina de Villageriz al tendero. "Si, ¿cúanta quiere?", responde. Productos alimentarios básicos como el jamón, "de ese que no tiene sal". Y así hasta una variada nota de la compra que no necesita apuntarla sobre papel, la lleva en su cabeza que, por cierto, ayer bien abrigada con la bufanda, porque hacía frío.

Son pocos los clientes del joven tendero, porque son también pocos los vecinos y estos agradecen el servicio de puerta a puerta en este pueblo que no ha llegado a conocer una tienda fija. Ni siquiera los más mayores apuntan a la existencia de una tienda. "Siempre han venido vendiendo hasta el pueblo". Las hogazas de pan en las sacas transportadas en los carros y eso que muchas de las casas contaban con un horno familiar. En los carros llegaban a Villageriz muchos productos y arículos ofrecidos a la venta. La llegada de una furgoneta o un furgón también ha sido agradecida porque "cada vez somos más mayores y somos menos". De este servicio se encarga ahora Óscar Trigo, al igual que lo hacen compañeros del sector ambulante con otros productos. Algunos no podemos acudir a Santibáñez de Vidriales a comprar, bueno aprovechamos cuando vamos al médico". Por eso agradecen que el tendero siga llegando hasta su pueblo. "Yo le cojo siempre y nos atiende muy bien, además llama a la puerta si no nos ha visto. Eso se agradece".