Las obras urbanización y alineación de la calle Lagares arrancaron ayer con la conexión provisional de la red de abastecimiento para garantizar el suministro de agua en la zona mientras duran los trabajos. En un mes, esta es la previsión, se habrá dado solución a uno de los principales embudos viales del casco urbano benaventano.

Desde ayer, y debido a que los trabajos de urbanización en la calle Herreros confluyen a su vez con el inicio de las obras de Lagares tal y como estaba previsto, el tráfico en el centro fue reordenado de nuevo. Los vehículos ya podrán circular por la plaza del Sepulcro y por la calle San Antón en dirección al centro.

El tráfico procedente de la calle Encomienda, Plaza Mayor y Plazuela de San Juan, en dirección a la Calle Herreros, se desviará por la Calle Hospital de San Juan para tener acceso a su vez a la Calle San Antón, Calle Las Eras y Cuesta del Hospital. Provisionalmente el sentido de la circulación por la calle Hospital de San Juan será el inverso al habitual.

La misma constructora que está desarrollando la calle Herreros se ha hecho con el contrato de urbanización de Lagares. Debido a la cercanía de la calle con el entorno de la iglesia de San Juan del Mercado, monumento BIC, Patrimonio ha tenido que autorizar los trabajos. Una arqueóloga supervisará las obras al igual que ha ocurrido en Herreros y, singularmente, en el entorno de la iglesia de Santa María.

Las obras tendrán un coste de 28.500 euros y consistirán en la adecuación de los terrenos para la urbanización mediante la demolición de muros, soleras, cimentaciones y vallados. También se instalarán las acometidas necesarias a los solares existentes, se construirán las aceras en la zona de alineación y se pavimentará la superficie expropiada mediante materiales iguales a los existentes. El solado de adoquín y los bordillos en las zonas nuevas utilizarán el mismo material que el resto de la calle.

Los proyectistas descartaron realizar un estudio geotécnico por resultar incompatible con la naturaleza de la obra, dado que se trata de una pequeña actuación de ampliación y renovación de pavimentos sobre firmes estables y sin elementos estructurales afectados.

La nueva pavimentación consiste en la colocación del bordillo de piedra que separa la acera peatonal de la calzada para tráfico rodado. A continuación se construirá la calzada para tráfico rodado hasta alcanzar los 3 metros de ancho con adoquín de hormigón gris igual al existente. Las nuevas zonas de acera se hará también con adoquín de hormigón de color rojo igual al existente ocupando la mayor superficie de la obra con un ancho entre 2,30 y 3,16 metros. En el fondo de la parcela expropiada, el 2 de la calle Lagares, quedará un resto de terreno que se va a pavimentar con adoquín de hormigón de color gris para delimitar la alineación.

La urbanización permitirá que toda la calle tenga una anchura de ocho metros. El carril para el tráfico tendrá tres metros de anchura y las aceras una anchura variable. Para no dejar un espacio residual sin urbanizar se pavimentará con adoquín de color gris la franja de terreno que queda fuera de la alineación del vial.