El ·Ropero Solidario", que inició su actividad el 27 de diciembre de 2017, atiende ya a un total de 52 familias con escasos recursos de Benavente y pueblos de la comarca de Los Valles y Tierra de Campos y que se cifra en más de 200 personas atendidas. Esta iniciativa consiste en la recogida y reciclaje de ropa usada para ser donada a personas con escasos recursos económicos y cubrir sus necesidades de vestimenta. Permite "atender las necesidades de vestimenta mediante la entrega voluntaria de ropa por parte de algunas familias y su donación posterior a familias necesitadas", explica la Concejalía del área.

La gestión corre a cargo de la Asociación Solidaridad en Acción (ASEA) con la supervisión y colaboración de la Concejalía de Educación y Bienestar Social. Y se encuentra emplazado en uno de los locales de la calle Luarca del barrio de San Isidro, que ha sido acondicionado para este fin con cargo a fondos municipales. Durante meses el local ha estado cerrado por las obras del Área de Rehabilitación Urbana que se han llevado a cabo en el barrio, pero la actividad no ha cesado, según explica la presidenta de ASEA, Meli Salazar, una de las voluntarias que hacen posible que esta iniciativa siga adelante.

Desde su puesta en marcha el crecimiento del recurso ha sido continuado, ya no solo en el número de personas que son atendidas sino también en la cantidad de ropa que procede de donaciones. "La gente se ha volcado mucho con esta iniciativa. Hemos recibido un aluvión de ropa increíble. La gente de Benavente es muy solidaria. A través de toda esa ropa donada, en buenas condiciones, hemos podido ayudar a muchas familias necesitadas", señaló Salazar.

La presidenta de ASEA explica que el perfil de las familias es variado. "Lo habitual es que sean familias con más de un hijo, estamos hablando de un mínimo de cuatro personas en situación de vulnerabilidad como mínimo. Pero también nos encontramos casos menos habituales como un hombre solo con un niño, una mujer con un niño menor a su cargo", explicó la voluntaria.

Aunque no exista un perfil determinado, Salazar explica que mayormente la gente que hay un alto porcentaje de familias inmigrantes que acuden a este servicio. "Gente inmigrante, sobre todo, búlgaros y marroquíes, son los que principalmente acuden a este ropero solidario". La labor de los voluntarios es imprescindible para el funcionamiento de este servicio, que está en contacto directo con el Ayuntamiento. Son ellos los que recogen la ropa, la clasifican y la registran. En la actualidad se ha superado la media de 2.000 prendas inventariadas y se estima unas 3.500 prendas para repartir entre los más necesitados que para acceder al servicio necesitan un informe previo de la trabajadora social municipal. Los demandantes especifican la ropa que necesitan, y pagan 50 céntimos de euros por cada una, salvo excepciones que podrán adquirirlas gratuitamente.