Un total de 2.680 kilómetros recorridos hasta lograr su nuevo reto, realizar en bicicleta el camino peregrino de Roma a Santiago. Iván Bragado lo ha vuelto a conseguir. Este deportista benaventano ha sido el único que ha hecho la ruta completa desde Italia a Galicia, del grupo de personas con discapacidad que el pasado 19 de julio partió de Roma en una peregrinación promovida por la asociación gallega Discamino, que une Discapacidad y Camino, ayudando a personas con discapacidad a cumplir su sueño.

Iván cuenta emocionado lo que ha vivido durante cincuenta días fuera de casa y en los que 43 de ellos ha estado pedaleando. Él siempre dice que "a veces las barreras las ponemos nosotros, hay que intentarlo siempre".

Iván tiene 37 años, "cumplo 38 el día 20 y para mí es un orgullo cumplir años, más aún desde que me operaron. Celebro cada 27 de abril como si fuera mi cumpleaños, porque volví a nacer". Y es que la historia de Iván, amante del deporte, es una historia de superación y de valentía. Le operaron hace ocho años de un tumor cerebral y desde entonces, a pesar de las graves secuelas, ha ido mejorando poco a poco y se ha ido marcando retos que superar a pesar de las dificultades físicas, ya que anda en silla de ruedas.

En este reto le ha acompañado el vigués Javier Pitillas, fundador y voluntario de Discamino que ha pedaleado con él, en su triciclo tándem, durante los más de 2.600 kilómetros. "Se merece todo mi reconocimiento, porque además de pedalear, le tocaba cargar con las maletas cuando llegábamos a cada parada", señaló Iván.

Para lograr este reto ha sido fundamental la preparación física, de modo que Iván desde el mes de febrero ha estado entrenando seis días por semana. Pero también es fundamental la preparación mental. "Para mí era algo que me hacía mucha ilusión. Estoy en Discamino porque en 2014 conocí a Javier Pitillas y me emocionó tanto lo que nos contó que quise formar parte de este proyecto. Esta ha sido una experiencia que no voy a olvidar".

Iván cree que recorrer el Camino de Santiago es una experiencia "para hacer". Asegura que "he tenido buenas y malas experiencias, pero el balance es muy positivo". La aventura que le ha llevado a recorrer entre 60 y 70 kilómetros al día por tres países (Italia, Francia y España) le ha servido a este benaventano para implicarse en un proyecto en el que es fundamental el compañerismo. "Creamos vínculos muy importantes entre nosotros. Vivimos junto durante 24 horas al día y precisamente para mí una de las cosas que menos me gustaron fueron las despedidas".

Y es que el recorrido contó con relevos. De modo que se sucedieron tres etapas diferenciadas por cada uno de los países en que discurrió esta ruta.

Iván cuenta anécdotas vividas en esta aventura como el disgusto que se llevó los primeros días en Italia cuando rompió el manillar de su triciclo. "Yo creo que estaba roto ya", dice recordando el momento. "¿Cómo voy a romper yo una barra de hierro?". Lo cierto es que ese lo recuerda como "el peor momento, de gran impotencia porque estaba roto y parecía que ahí se acababa todo. Pero gracias al copiloto Chema pude continuar porque me cambió la bicicleta y él estuvo realizando el camino con el manillar roto durante dos días". Los madrugones, soportar altas temperaturas como en Francia que a las 7:30 horas ya tenían algunos días 28 grados, las dificultades en carretera ? son otros de los aspectos que no recuerda con gran entusiasmo. Pero todo lo compensa la satisfacción de haber conseguido un reto más y disfrutado de una nueva experiencia vital.

Uno de los momentos más emocionantes para él fue cuando vio el cartel de Santiago. "No pude por menos que gritar Daniela", que es el nombre de su sobrina de la que habla cada vez que tiene ocasión. "Cada día me sentía mejor. Después de 50 días fuera de casa todavía le pregunté al compañero que si no se le había hecho corto, fue muy emocionante llegar a Santiago", añadió.

Discamino ha servido también para hacer más visibles las barreras arquitectónicas existentes en infraestructuras y servicios, que supone una traba más para estas personas con alguna discapacidad. "Nos encontramos con muchas dificultades de todo tipo. Hay muy pocos lugares en el Camino que estén habilitados para los discapacitados. Nos llevamos hasta la silla para la ducha", señaló el benaventano. "Hay mucho que mejorar en este sentido, lo sufrimos en el día a día y a veces cosas que podríamos hacer por nosotros mismos tenemos la necesidad de depender de otros para poderlas llevar a cabo", explicó Iván. "En el camino, el conductor nos ayuda en todo", añadió.

De las distintas etapas realizadas, recuerda como más inseguras las realizadas en Italia. "En las carreteras no había arcenes o eran muy estrechos y la forma de conducir de los italianos a veces crea mucha inseguridad", explicó. Tampoco las rutas habilitadas para el Camino de Santiago les tienen siempre en cuenta. "En Francia los arcenes son muy grandes y hay carril bici en buenas condiciones. Pero hubo un tramo en el que pusimos el GPS para hacer la ruta en bici y las dificultades de la ruta nos obligaron a dar la vuelta en ese tramo, dos kilómetros andando. En otro tramo tuvimos que subir escaleras. A partir de ahí seguimos la ruta en coche".

Este año comenzará a entrenar al equipo benjamín B del Racing Club Benavente de fútbol. "En cuestión de quince días empiezo. A mí poder ayudar a alguien me hace sentir súper feliz. Me encanta poder entrenar a los niños y creo que yo también les gusto a ellos", añadió.