Fernando Carbayo Baz pasa unos días en Benavente tras participar en el Congreso trianual de científicos especializados en turbelarios (planarias) que se acaba de celebrar en Alguero (Cerdeña). Allí ha expuesto el trabajo de investigación sobre endemismos y zonas de alta riqueza de planarias terrestres en parte de la costa brasileña. Este es el mayor simposio mundial de la materia y reúne a la créme de la créme de los investigadores de estos platelmintos. Son unos ochenta en total frente a las algo más de 900 especies de planarias (gusanos planos) descritas hoy por hoy en el mundo. Aprovechando su paso por Benavente antes de regresar a São Paulo, donde ejerce como investigador y docente nos desvela en esta entrevista los misterios de una especie tan misteriosa como prometedora en campos como el de la regeneración celular y la lucha contra el cáncer.

-¿Por qué las planarias terrestres? ¿Qué le llevó a especializarse en la investigación de esta especie desconocida y cuanto menos extraña?

-Pues sí. En primer lugar nadie las conoce. Entonces si dices: estudio pájaros, pues te dicen ¡ah, sí!, pájaros, ¡que guay! Pero si dices planarias lo primero que te preguntan es, pero qué es eso... Yo estaba en Alemania y mi novia que ahora es mi mujer se volvió a Brasil y le dije, oye, espera que voy contigo. Vete tú antes, porque yo tenía un contrato de trabajo, y cuando se me acabe el contrato me voy para allá contigo pero antes búscame algo. Ella no había terminado la carrera y presentó mi currículum en la universidad, lo vieron los profesores de biología y dijeron, pues sí que se venga.

-¿O sea que fue de alguna manera casual?

-Sí. Sin saber lo que eran las planarias. Las había visto en Biología cuando estudié en Salamanca, pero no tenía más detalles sobre ellas. Es una historia diferente de las que se suele hablar como el que dice, a mí de pequeño ya me gustaban las lagartijas y desde siempre supe que quería estudiarlas; o quería estudiar plantas medicinales u hongos. En mi caso yo no he tenido esa vocación. Ha sido por casualidad. Lo que creo que tenemos en común los investigadores o los biólogos es la curiosidad como aliciente para cumplir nuestra función de trabajo, porque prácticamente todos los profesores de universidad como yo lo que hacen es docencia e investigación. Más o menos cuatro quintas partes de nuestro tiempo lo dedicamos a investigación.

-Lo primero que sorprende de las planarias es su capacidad regenerativa. Un ejemplar troceado en tres partes se convierte en tres ejemplares nuevos. ¿Esto hace que esta especie sea algo más que singular y un aliciente más para investigarla, o hay otros para usted?

-En Brasil, en donde estoy, las planarias terrestres, si te vas al campo, a cualquier jardín o a un terreno baldío y levantas un tronco, porque son animales que huyen de los ambientes secos y necesitan humedad porque si no se mueren rápidamente, te encontrará una planaria y seguramente sea nueva y en general no estará descrita. La curiosidad que tengo por saber qué es eso me lleva a investigarlas y mi trabajo es responder a esa pregunta, estudiar la especie y describirla. Es una de las funciones básicas que hacen mis estudiantes en el laboratorio.

-¿Desde que está en Brasil ha descubierto nuevas especies?

-En el laboratorio tengo más de 200 no descritas. Estudiarlas obliga a realizar cortes ultrafinos, colocarlos sobre portas, teñirlos y observarlas al microscopio. Al tener un cuerpo blando, una misma especie puede cambiar mucho de forma y esto dificulta un poco el reconocerla. Entre otros motivos, por eso describir una especie es un poco lento, y tampoco es mi principal trabajo. Es una de las cosas que hago pero no es lo principal. Y como faltan investigadores, pues esas 200 especies o más que tengo en el laboratorio las vamos describiendo poco a poco.

-Es autor de numerosos artículos y publicaciones especializadas y copartícipe en varios proyectos. Todos sobre planarias. ¿En qué trabaja actualmente?

-Hemos realizado muestreos en lo que es el bosque atlántico brasileño, en una parte. En una faja costera que va desde Espíritu Santo hasta Rio Grande do Sul, que son unos 2.500 kilómetros. Hemos hecho muestreos en toda esa costa durante 10 años y la idea, ahora que tenemos suficientes datos es buscar las llamadas área de endemismo, que son franjas de bosque en las que hay una riqueza de especies particularmente alta, solo las hay allí.

-¿Cuál ha sido el resultado?

-Nos ha sorprendido mucho porque entre la mitad y dos tercios de las especies que encontramos en cada lugar solo están allí. Avanzas cien kilómetros y esas especies nunca las encontrarás. Y en lo que estamos trabajando precisamente es en intentar encontrar o identificar cuales son los bosques en los que hay una mayor riqueza de especies de planarias. Estos animales, a pesar de ser muy poco conocidos, tienen una peculiaridad y es que son muy sensibles a cambios ambientales. Si, por ejemplo, deforestas, desaparecen. Si haces cortes selectivos y eliminas una especie de árbol, -este es un estudio que hice hace 15 años en el bosque mixto que es la selva típica mezclada con araucaria, en el que por intereses comerciales talaron las araucarias, y la fauna- la composición de especies cambia, algunas especies desaparecen sencillamente.