Los comerciantes de los dos mercados, tanto el de la ropa como el de la verdura, se frotaban ayer las manos con las ventas. Y no es para menos porque ayer era el jueves más concurrido del año como viene siendo habitual en esta época estival en la que los pueblos se llenan de gente y de ellos, de estas localidades, se nutre Benavente. No obstante, algunos comerciantes consultados aducen que "es mucha la gente que pasa por aquí, pero miran y no compran". Lo que sí es cierto es que las bolsas de la compra era el denominador común entre los paseantes. Fueron centenares de personas las que ayer se desplazaron desde las localidades de la comarca hasta la ciudad para acudir al mercadillo y mercado de la verdura y productos de la tierra.

Difícil lo tenían ayer los conductores para aparcar sus vehículos, sobre todo los que entraron en la ciudad a media mañana. Las calles eran un hervidero de gente y vehículos. A ello se venían a sumar las obras en un tramo de la calle Herreros, en el entronque con las Eras. En esta zona se formaban al mediodía verdaderos tapones de personas.