El obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, clama ante la incertidumbre que viven los residentes de los pueblos debido a su despoblación y envejecimiento. Su clamor se envuelve de nubarrones ante el futuro inmediato que se avecina a las parroquias de los núcleos rurales.

Monseñor Menéndez clausuraba en la mañana de ayer su visita pastoral por el arciprestazgo de Los Valles-Tábara y lo hacía en el mismo lugar que lo inició en noviembre del pasado año, en el santuario de la Virgen del Carmen en Navianos de Valverde. Un periplo por las tierras zamoranas donde residen en torno a 15.000 personas en 89 parroquias. Unas parroquias atendidas en su mayoría por sacerdotes de avanzada edad que ejercen su ministerio en un más que nutrido número de parroquias cada uno y, más aún, con sus feligreses ya mayores.

La clausura de la visita pastoral era aprovechada para una solemne celebración como la de la confirmación en la fe de 60 personas procedentes de varias parroquias de Los Valles. El solemne acto en el templo mariano dedicado a la Virgen del Carmen en Navianos de Valverde venía precedido de una reunión de los párrocos con el prelado, con su pastor, para hacer balance de la visita.

Monseñor Menéndez hacía hincapié en que muchas de las 89 parroquias del arciprestazgo de Los Valles-Tábara se ven abocadas a desaparecer. "Por desgracia creo que las 89 parroquias no sobrevivirán todas, porque muchas de ellas al estar descendiendo la población tendrán que cerrar totalmente si no hay un cambio de orientación jurídica y social en este sentido de ir hacia los pueblos, pero en este momento no es así". El prelado de la diócesis asturicense viene incidiendo desde su toma de posesión de una de las diócesis más antiguas y con más vasto territorio sobre la pesada lacra de la despoblación. "El futuro no es halagüeño en el sentido de que se ven desaparecer los pueblos, las parroquias". Se pregunta el prelado si sería posible la recuperación, aunque lo ve "harto difícil con las actuales condiciones sociales y políticas".

Monseñor Menéndez resalta un hecho en sí de su ya intuición, la despoblación, envejecimiento, la falta de fe en las generaciones más jóvenes, el agobio de los sacerdotes por servir adecuadamente las parroquias encomendadas y el peso de las tradiciones heredadas de los mayores. A este respecto, en sus conclusiones a los párrocos el prelado les asevera que una de las consecuencias de esta nueva situación que estamos viviendo es la incertidumbre sobre el futuro de los pueblos, pues hay muy pocos niños y jóvenes que son la garantía del mañana en las parroquias".

El Obispo de Astorga dedica un especial agradecimiento a los sacerdotes por su celo en la conservación de los templos con la ayuda de autoridades civiles, de las aportaciones parroquiales y colaboración del obispado. No ha dejado monseñor Menéndez en incidir en una de sus mayores preocupaciones, la de los enfermos. Por ello, en su balance d ela visita pastoral se refiere expresamente a la dedicación que hacen algunas familias con los enfermos.

Se refiere especialmente monseñor Menéndez a "la fortaleza de la fe" que han manifestado los jóvenes que han participado en la visita pastoral, elogiando sus deseos de "participar más activamente en la vida d ela parroquia y de la iglesia". El prelado anima los párrocos y la comunidad a la necesidad de "reunirlos con frecuencia en la unidad pastoral o men el arciprestazgo para darles formación, animarlos y coordinarlos de modo que cada día se acerquen más al Señor, descubran la vocación a la que son llamados y den razones convincentes de su fe".

El prelado hecha en falta la ausencia de una comunidad religiosa que testimonie la radicalidad evangélica. Y lo dice en base a las abundantes vocaciones religiosas que han surgido durante años en las parroquias del arciprestazgo. "Me gustaría que se erigiera alguna casa religiosa dedicada a la atención pastoral de las parroquias o a la educación. Haré la propuesta a alguna comunidad religiosa", señaló el obispo a los párrocos.

No duda el prelado en emplazar a los seglares a apuntarse un tanto más no sólo con las labores realizadas en la conservación del templo, en la liturgia, el coro, cofradías y hermandades, sino dar ese paso más dando testimonio cristiano siendo testigos de la fe.

Las recomendaciones del pastor de la iglesia asturicense hacen referencia a la acción caritativa apuntando a una mayor organización en las parroquias poniendo el énfasis en la deficiente realidad de Cáritas y Manos Unidas en muchas de las parroquias de la zona.

Juan Antonio Menéndez no quiso pasar por alto la importancia de la constitución de los consejos pastorales parroquiales, de unidad pastoral o en el arciprestazgo, incidiendo en la necesidad de que sus miembros sean principalmente seglares.

Monseñor Menéndez elogia la labor que ejercen los sacerdotes por el servicio que prestan a las comunidades parroquiales, a la vez que en su balance la visita pastoral no quiso olvidarse de las autoridades civiles, tanto con su acogida en la visita pastoral como en la buena relación y colaboración con las parroquias. "Dicho esto, es necesario que se delimiten correctamente los asuntos civiles y los eclesiásticos. Por eso me parece necesario recordar que el administrador y organizador d elos bienes materiales y espirituales de la comunidad parroquial es el párroco junto con el consejo económico o pastoral si existe", señaló el prelado a los párrocos.