Todo está listo en la explanada de la ermita del Padre Eterno en Camarzana de Tera para recibir desde este mediodía a los devotos, cumpliendo así una tradición que este sábado cumple 326 años.

Fue el fin de semana previo al segundo lunes posterior al domingo de Pentecostés cuando se decidía en el año 1692 constituir una cofradía en honor a la Santísima Trinidad, al Padre Eterno. La tradición de tres siglos y un lustro manda que, entre otras funciones que han ido perdiendo su vigencia tras el paso del tiempo, se rinda culto a la Trinidad y los devotos así la cumplen.

Y en esta ocasión estrenando el remozado local que antaño sirviera para reunirse los cofrades en torno a las jarras de vino, sólo los varones, porque los estatutos de los órganos cofrades eran exclusivos y no entendían de diversidad. La adaptación de los signos de los tiempos del Concilio Vaticano II no había llegado aún. Eso eran otros tiempos, ya superados.

Los devotos regresan este sábado a la ermita, a partir de las 11:30 horas, con la imagen del Padre Eterno desde la iglesia donde ha permanecido desde el 1 de mayo. La tarde se hace romera con una merienda vecinal y bailes con el grupo "la Trasga". Al mediodía del domingo se celebra una misa castellana cantada por el grupo "la Rueca" y una comida campera, campeonato de calva y la subasta de las roscas.

Ya en la jornada del lunes, festiva en Camarzana, se celebra una misa y el oficio del Rosario con el relevo de mayordomos; el matrimonio Francisco García y Lucía Castaño entregarán la vara de este antiguo órgano cofrade a Erenia Ferrero Alonso quien se encargará de organizar los actos del próximo año 2019. En la nave municipal de "las Nieves", ya en el pueblo, se comparten las avellanas y los dulces. Así es la tradición de tres siglos y un cuarto más.