Tradición cumplida. Ayer un grupo de vecinos de Benavente volvió a celebrar, con motivo de la festividad de San Isidro, la tradicional bendición de campos que en Benavente se ha convertido en un acto meramente testimonial, pero que varios benaventanos se resisten a dejar en el olvido. "Los tiempos han cambiado", señalaba ayer uno de los agricultores en activo en esta ciudad. "Antes éramos muchos los que nos dedicábamos a trabajar la tierra, ahora no sé si llegamos a ser una docena en activo", añadió. "El problema es que apenas hay relevo. La gente nos hacemos mayores y no tenemos quien continúe con las labores del campo", apostilló otro de los presentes, ya jubilado.

La Junta Agropecuaria Local es la encargada de mantener viva esta tradición en Benavente, donde apenas quedan trabajadores del sector terciario, algo menos de cuarenta registrados en esta Junta Agropecuaria, pero que no se corresponden con la realidad, según explicaban.

La celebración en homenaje a San Isidro se centró en Benavente en el oficio de una misa en San Juan desde donde procesionaron a hombros la imagen de San Isidro, del siglo XVIII. El recorrido, al que no faltaron autoridades municipales y de Seguridad, se realizó por la calle Lagares y calle Ebro, en la zona de las Eras, hasta llegar al parque infantil de este barrio, donde el párroco de San Juan bendijo simbólicamente el asfalto tras señalar "pidiendo agua" para el campo. "Da igual como pongáis la imagen, que miremos para donde miremos, el campo no lo vamos a ver", señaló el sacerdote.

En la celebración estuvieron algunas vecinos de San Isidro que el domingo no pudieron acudir a la celebración litúrgica celebrada en el barrio y optaron por unirse a esta celebración.