La nevada más copiosa en décadas cubrió ayer de blanco Benavente. Lo hizo durante la noche, de forma persistente, y la borrasca Emma y "La Bestia del Este" (la ola de frío siberiano) dejaron su firma con una capa de nieve de 20 centímetros de espesor.

Es la mayor nevada registrada en la ciudad en al menos los últimos 30 años. Sin duda la más copiosa. Lo dice el recuerdo popular, pero también los datos. La estación meteorológica del colegio Virgen de la Vega mide la pluviometría. Hoy se conocerá el dato exacto de la precipitación. Es necesario que la nieve se convierta en agua pero a primera hora de la tarde el deshielo ya media una precipitación superior a cinco litros. Probablemente sea el doble o más del doble.

Gabriel Pérez Aguado, físico y profesor del Departamento de Ciencias del Colegio Virgen de la Vega explicó ayer que la de ayer fue probablemente la nevada más importante desde principios de los noventa. Para que ocurriera se tenían que dar todas las condiciones, y así ocurrió. Además el tipo de copo no era el habitual, sino un copo fino, similar al agua-nieve. Su copiosidad hizo que cuajara.

"No es excepcional ni anormal que se de cada cierto tiempo una nevada como esta", explicó el físico. Benavente está situada entre cordilleras y esta vez se dieron todas las circunstancias. Pérez Aguado recuerda que hay un comportamiento cíclico con relación a los estadios meteorológicos y aunque la "dinámica es muy compleja" para determinar el grado de importancia de los factores lo normal es que en invierno se produzcan de vez en cuando este tipo de precipitaciones. Aunque curiosamente en el Ático haya ahora mismo una ola de calor que ha elevado los 30 grados bajo cero a cero grados, es difícil achacar estos fenómenos al cambio climático, opina.

Lo cierto es que la copiosidad de la nevada paralizó Benavente y rompió la dinámica cotidiana. Esto fue así pese a que durante la noche se movilizaron todos los vehículos municipales disponibles, se activó el protocolo para despejar las principales arterias y los accesos (pasillos de seguridad los llaman) al Hospital, centros sanitarios, colegios y guarderías.

Trabajaron, sin descanso en algunos casos, voluntarios de Protección Civil, bomberos, agentes de policía y empleados municipales, y el personal municipal disponible por la mañana se incorporó al trabajo a las siete, media hora antes de lo habitual.

Cumplir con la rutina diaria como llegar a los centros de trajo o a los distintos centros educativos de la ciudad se convirtió ayer en una misión complicada y, para algunos ciudadanos, imposible. El casco urbano amaneció nevado y la puesta en marcha de la actividad diaria ha supuesto un verdadera prueba de obstáculos para muchos vecinos. Complicado lo han tenido los viandantes para transitar por las aceras, realmente resbaladizas y han optado en gran parte por bajar a la carretera para hacer su recorrido habitual, compartiendo espacio con el tráfico rodado. Resbalones y algunas caídas se han ido sucediendo, aunque nada de consideración, según la Policía Local.

Los conductores lo han tenido también complicado. Numerosos avisos por la imposibilidad de salir de los garajes, y calles con mucha cuesta que se han hecho intransitables por momentos. La calle Santa Cruz ha vuelto a ser de las más complicadas para la circulación, como pudo comprobar el camión de Correos que no pudo avanzar con normalidad.