Desde la presidencia del Gobierno de la Junta de Castilla y León y de la del Parlamento Autonómico se han interesado por el escrito de respuesta que la Comisión Europea remitía hace 17 años a la vecina de Olleros de Tera Francisca Mateos Nistal sobre el cambio de horario. Incluso desde la propia delegación territorial de la Junta y, por si fuera poco, desde la sede del PP en la madrileña calle Génova.

Francisca Mateos se ha visto desbordada de llamadas telefónicas a raíz de que este periódico publicase el pasado domingo que la vecina de Olleros se había dirigido a la presidencia de la Comisión Europea sobre su disconformidad con el horario de verano y de invierno implantado regularmente. Y ello en una misiva dirigida a Bruselas en abril de 2001, y desde la sede comunitaria le respondían el 4 de mayo de ese año. Hace ahora 17 años.

La modificación que pedía esta vecina de Olleros, que ahora cuenta con 87 años, se adelantaba al cambio que va a estudiar el propio Parlamento Europeo a través de una moción presentada el pasado jueves por Finlandia y apoyada por la mayoría de diputados europeos. Y ello con el fin de instar a la UE a que se estudien los efectos de los cambios de hora, así como la necesidad de revisar la modificación.

Francisca Mateos, expresaba estar disconforme con la medida aprobada por la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y por la Unión, en enero de 2001 con aplicación con carácter indefinido. Una Directiva que se incorporó al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, de 1 de marzo.

Esta vecina de Olleros de Tera se adelantaba al propio ordenamiento jurídico español ante su disconformidad de adelantar el reloj una hora, en el último domingo de marzo, y de retrasarlo una hora el último domingo de octubre. Mateos Nistal esgrimía en su misiva "razones de peso" que sigue manteniendo después de 17 años. Argumentarios como la carencia de ahorro de energía eléctrica en las oficinas, o los perjuicios que ocasiona la medida a los escolares al tener que levantarse una hora antes, así como a los mayores.

La práctica del atraso de relojes una hora fue generalizada en 1974 con la primera crisis del petróleo. Algunos países se inclinaron por adelantar los relojes para aprovechar la luz solar. Desde 1981 se viene aplicando la medida con una renovación cada cuatro años. Con carácter indefinido se aprobó en el año 2001.