La propiedad del número 2 de la calle Lagares cambió ayer de parecer e inició los trabajos de derribo del edificio. Lo ha hecho 24 horas después del día anunciado oficialmente, lo que el lunes fue interpretado en el Ayuntamiento como un "desafío". El cambio de parecer no causó sin embargo sorpresa y por contra fue recibido con cautela. Los técnicos de la Concejalía de Urbanismo y la Policía de Obras han recibido de hecho órdenes específicas para realizar un seguimiento diario de los trabajos.

El foco municipal está puesto ahora en sí la propiedad va a acometer el derribo integral del inmueble para facilitar así la ejecución de los proyectos de expropiación y de urbanización que concluirían con la alineación del vial, o si opta por mantener la pared de Lagares a media altura, una posibilidad que al parecer se fue suavizando a lo largo de la jornada.

Fuentes municipales explicaron que "no perdían la confianza" en que la propietaria afronte la demolición integral despejando así las labores posteriores de alineación, lo que sería visto "positivamente" en la Plaza del Grano después de los vaivenes que se han producido en la tramitación del expediente.

Con todo, el Ayuntamiento mantiene activas todas las alertas, incluido el decreto de ejecución subsidiaria, que con el inicio de los trabajos ha quedado en suspenso pero no desactivado.

La confluencia de Lagares con Herreros se cortó a primera hora de la mañana para garantizar la seguridad peatonal y el tráfico se desvió por Herreros hacia la plaza de las Eras y la Cuesta del Hospital.

En la calle Lagares se colocaron andamios sobre el edificio para facilitar la retirada de tejas y la parte trasera del inmueble, un solar vallado, se preparó como vía de acumulación y de retirada de los escombros. Al final de la tarde la cubierta había sido desmontada y se había comenzado el desmantelamiento de la segunda planta.

El Ayuntamiento tiene consignados y preparados unos 83.000 euros para consumar la expropiación urgente del solar sobre el que se eleva el edificio en ruinas y ejecutar seguidamente el proyecto de urbanización. Pero de nuevo, ambos dependen, al menos en los tiempos, de la propiedad y en si esta asume la alineación de forma directa u opta por mantener una pared que ha sido reforzada sin permisos a la altura del solado de la calle.