La ilusión infantil pudo con la lluvia. Los Magos de Oriente recorrieron Benavente para cumplir con todos los sueños, incluido el de la organización, que a lassiete de la tarde, tras un tarde de aguaceros discontinuos, decidió aprovechar el parón del temporal para seguir adelante con la cabalgata.

A las 19.30 partieron las cuatro carrozas que integraban la comitiva desde la avenida de Maragatos. La Pantera Rosa en un descapotable y "cargada" con más de una veintena de pastorcillos y ángeles, abrió la comitiva. La primera de las carrozas iba guiada por el nuevo pick-up municipal y detrás le seguían una veintena de personajes de Disney, desde Shrek hasta Mickey, pasando por Bob Esponja o el Señor Potato.

La carroza de Melchor seguía a los personas de las películas de dibujos animados. Sentado en el trono de una carroza blanca y rosa con iluminación led y acompañado de dos pajes reales y de otros cuatro ayudantes, Melchor abría el reparto de caramelos. 800 kilos se distribuyeron y lanzaron anoche entre el público que siguió la cabalgata.

La carroza del Mago Gaspar, azul y rosa y también con iluminación led, tenía un séquito idéntico de pajes reales y de ayudantes. Y al igual que las de Melchor y la de Baltasar, iba tirada por tractores.

El Rey Mago negro, Baltasar, cerró la comitiva real. Con sus pajes y ayudantes negros, Baltasar saludaba entronizado en una carroza verde y roja también iluminada con la última tecnología.

La comitiva cubrió el itinerario previsto desde Maragatos, la calle Herreros, Santa María, Plaza de la Madera, calle Candil, Sancti Spíritus, Juan Carlos I, Doctor García Muñoz, de nuevo Santa María, la Rúa y Santa Cruz, donde sus majestades se apearon de sus carrozas para dirigirse por la Encomienda a la Casa Consistorial. Allí les esperaba el alcalde de Benavente, Luciano Huerga, que les entregó las llaves de la ciudad. El rey mago Melchor hizo las voces de portavoz antes de comenzar, junto con Gaspar y Baltasar, la audiencia a los niños benaventanos, que aguardaban en la plaza Mayor.

Bajo los soportales, un enorme belén viviente había recibido con anterioridad a sus majestades. Diez casetas y un palomar, corderos y ovejas, un burro, todo tipo de oficios, y la Virgen María y San Jose con el niño Jesús y otros 72 figurantes integraban el lienzo viviente del nacimiento.

Este año la Asociación de Familias Numerosas ha vendido rosquillas y también sopas de ajo en puchero en la taberna del belén.

Al cierre de esta edición, todavía los niños benaventanos hacían pacientemente cola para hablar con los magos y expresarles sus deseos en la noche infantil más mágica del año, una noche en que la lluvia se retiró por unas horas para que la ilusión de los más pequeños se viera merecidamente cumplida.