Los de la Peña Borgoroso de Benavente están de celebración, ya que este año suman ya cuarenta desde que decidieron hacerse oficiales, algunos años más desde que sus fundadores compartían momentos de diversión, buenos y también algunos menos buenos ratos. Esta peña de amigos ha logrado sobrevivir a cuatro décadas en las que los más veteranos han sabido mantener lazos que, en ocasiones, trascienden la propia agrupación peñista; mientras que las nuevas incorporaciones se han adaptado a las normas de funcionamiento de esta agrupación y han ido implantando algunas otras en todo este tiempo.

"Acostumbrábamos a reunirnos en el bar la Cepa", explica Marcelino y también lo hacían en el Granete o La Alambra. Sus inicios giran en torno al fútbol que les ha hecho conseguir numerosos trofeos de competiciones locales y provinciales, aunque ahora, reconocen "hemos tenido que dejar apartado lo del fútbol porque la edad ya se va notando", "qué va, tenemos que hacer algún partido", señala Florián. Los dos primeros campeonatos de "futbito" que se celebraron en Benavente los ganaron. "Uno en los Salados y en la Vega", según explican y "teníamos dos equipos, todos vecinos de Benavente".

Fue en el año 1977 cuando decidieron hacerse peña oficial, año en que ya contaban con un local en la calle Palencia. Su primer presidente fue Gildo Casado y en aquel primer local permanecieron unos 24 años antes de pasar a su actual ubicación en la calle Mazo de Santo Domingo.

Recuerdan los partidos que jugaban todos los años contra los Veteranos de Zamora, y también los de Valladolid y Oviedo, "además de otras pachangas". Su equipación era azul y blanca, que son los colores que tiene su escudo. "En aquellos partidos nunca faltaba el escabeche para terminar los encuentros", aseguran. Y no pueden olvidarse de los revolcones que más de uno se llevó en las capeas que organizaban donde "Santiaguín" o las excursiones para visitar Gijón o el parque de atracciones de Madrid.

Hoy siguen en la peña seis fundadores (Marcelino, Manolo, Florián, Fidel, Alfonso y Pedro) y las edades de sus socios están comprendidas entre los 34 años y los 76. El más joven, Jorge, asegura que se animó a hacerse socio porque "estás a gusto, tengo amigos y también a mi padre le hacía ilusión". La peña, que puede tener hasta un máximo de 30 socios, entre los que no tienen cabida las mujeres (aunque sí participan en las actividades), está abierta a la entrada de nuevos peñistas. El encuentro en esta peña es un encuentro entre amigos que se reúnen para pasar buenos momentos.