La borrasca Ana se hizo sentir durante la tarde noche del domingo en Benavente causando numerosas incidencias, aunque ninguna de especial gravedad. El viento provocó daños en árboles y viviendas, destrozos en el alumbrado navideño (del que se han perdido algunos elementos previsiblemente por hurto posterior), en farolas, señalización, y chapas de cubiertas de naves.

Pero el temporal se cebó especialmente con el cementerio de Benavente, dónde las rachas de vientos llegaron a derribar cruces sobre las lápidas de varios panteones, y árboles sobre las tumbas. En gran parte del camposanto el viento se llevó tiró y arrastró incontables macetas de flores.

Tras conocerse el impacto del temporal en el camposanto, algunos benaventanos se acercaron al cementerio para comprobar si la borrasca había tenido incidencia en las tumbas de sus familiares, según pudo comprobar este periódico

La Policía Local contabilizó una decena de incidencias desde las cuatro de la tarde hasta la medianoche del domingo. La mayoría de ellas tuvieron que ver con chapas sueltas, tejas que se desprendieron de edificios hacia la calle, ramas caídas en calles o incluso en carreteras, como la que conecta Santa Cristina de la Polvorosa con Mózar de Valverde, incluso señales verticales de tráfico y farolas caídas.

La Concejalía de Medio Ambiente informó de la caída de algunos árboles y rotura de ramas en los jardines de la Mota, en el cementerio, en la pradera (zona de las piscinas y del carril bici), y en Los Salados.

Durante el episodio más fuerte de la borrasca, entre las diez y las doce de la noche, se produjeron varios cortes momentáneos de luz, aunque sin mayores consecuencias.

El Departamento de Ciencias del colegio concertado Virgen de la Vega, difundió los datos captados por la estación meteorológica tras la ciclogénesis, "un evento meteorológico severo, que los meteorólogos denominan ciclogéneis explosiva, o bomba meteorológica" que se caracteriza por la formación de "una rápida depresión, con abundantes precipitaciones y fuertes vientos".

"Esta ciclogénesis se considera como histórica por ser la primera a la que la AEMET pone nombre "Ana"", explica Gabriel Pérez, profesor de Física del centro docente.

En la ciudad las rachas de viento alcanzaron los 104 kilómetros por hora, pero las lluvias no fueron abundantes. Según los datos de la estación meteorológica las precipitaciones durante el temporal dejaron unos discretos 12.6 litros por metro cuadrado.

Las temperaturas se movieron en torno a los 10 grados centígrados el domingo y se mantuvieron hasta que pasó el frente cálido asociado, para descender rápidamente en la jornada de ayer lunes.