"Entendemos la montaña como un medio para compartir experiencias con un amigo. Hacemos montaña respetando la naturaleza y una ética no escrita que nos ha ido trasmitiendo otra gente, y siempre con nuestro esfuerzo dedicado en nuestras aperturas y escaladas". Esta es la filosofía de Unai Mendía y David López "Tron", nombres siempre ligados a escaladas alpinas de dificultad, duras y comprometidas. Han sido los encargados este año de abrir las "X Jornadas de Naturaleza y Montaña" que organiza el Club Montañero Benaventano y en las que han mostrado, a una sala abarrotada de público, en la Casa de Cultura La Encomienda, el documental "Una vida de escaladas" que transmite sus experiencias en escalada en roca y hielo a lo largo casi veinte años consagrados al alpinismo de alto nivel.

La elección de compañero de "aventuras" es clave para Mendía que habitualmente encuentra en la otra punta de la cuerda a David López. "Escalar es algo compartido, yo voy a escalar en montaña con alguien con quien de verdad quiero compartir y con quien tengo un objetivo mutuo", asegura.

Tras casi veinte años con esta afición por bandera, de la que disfruta siempre que le apetece, Mendía reconoce que al final de cada reto siente satisfacción, "a mí me hace feliz, aunque lo cierto es que esa sensación de satisfacción cada vez es más efímera y conseguir retos es cada vez más difícil. Tengo mis dudas de motivación, pero siempre he seguido disfrutando de la escalada de un modo u otro. Hasta que me dure la motivación".

Para estos dos amantes de la naturaleza y la montaña, ante un nuevo reto es imprescindible "que haya incertidumbre, que tengas dudas de tus capacidades, que haya alguna razón por la que veas que no va a ser fácil hacer la escalada que pretendes. Para mí una buena aventura es algo en lo que tienes tus miedos y el éxito no está para nada garantizado", explica Mendía. "En la montaña te sientes una coas pequeñita y cuando las cosas se ponen difícil, los miedos te vienen encima. Siempre hemos tenido claro que bajar de una vía no es una pérdida, sino todo lo contrario porque has tenido las narices de enfrentarte a un problema y no lo has resuelto, pero es una motivación mayor para volver a intentarlo".

Y esto les ha ocurrido varias veces como en Chamonix en las Grandes Jorasses en la McIn "nos hemos bajado tres veces antes de conseguir hacerla. Una fuimos hasta Chamonix y no estaba en condiciones y nos volvimos para casa, otra porque hicimos 500 metros y nos tuvimos que bajar porque no encontrábamos un vicvac e íbamos muy cansados, hasta que nos salió".

Precisamente es en la vía Colton, en la norte de las Grandes Jorasses, donde recuerdan una de sus experiencias más arriesgadas. "Cambió el tiempo y la montaña nos puso entre la espada y la pared y vivimos una situación límite que te enseña a saber hasta donde puede llegar tu capacidad y nos ha enseñado mucho para emprender otras vías con más seguridad", añadió.

No hay ahora un reto que le ronde especialmente la cabeza, Unai Mendía, que se dedica a este deporte los fines de semana y algún que otro día que le permite su situación laboral, asegura que "tengo un montón de ideas. La escalada depende tanto de las condiciones meteorológicas, del momento personal o de tus amigos, y según se tercie, el tiempo, tu momento personal o tus amigos".