Las consecuencias del reciente incendio ocurrido en la Sierra de la Cabrera leonesa podrían afectar a la cuenca del río Eria, incluso a las aguas de este cauce ahora plenamente agostado a su paso por la comarca benaventana. Así se desprende del informe del departamento de Topografía del centro de Almázcara hecho público por el diario digital Astorga Redacción.

Los arrastres de cenizas y barro en las cuencas de los ríos Cabrera y del Eria vendrían a ennegrecer las aguas del cauce del Eria con ocasión de las precipitaciones. No obstante, el reducido volumen de agua caído no resulta preocupante, al decir de algunos expertos, debido a la sequedad actual del río Eria que evidencia un lecho más que agostado con alguna que otra balsa en zonas muy puntuales del trayecto fluvial.

El Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) de Almázcara que se ubica cerca ya de Ponferrada ha sido referente como fuente de información durante las pasadas fechas en la que el incendio arrasó hectáreas y hectáreas de superficie en la Sierra de Cabrera. El Centro Integrado de Formación Profesional de Almázcara, dependiente de la Junta de Castilla y León, ha resumido que el incendio declarado el 21 de agosto en el término leonés de Losadilla llegó a arrasar un total de 10.022 hectáreas. De esta superficie el término más afectado fue el de Encinedo que llegó a arrasar el 34,47% de este término municipal, con un total de 6.731 hectáreas.

En Truchas, el incendió arrasó 3.045 hectáreas (10,09 %) mientras que en Castrillo de Cabrera las llamas destruyeron 245 hectáreas (2,11 %).

Las consecuencias con las lluvias se harán notar en estos días en la zona más próxima de la cabecera del Eria, en tierra leonesa. Una situación que previsiblemente se hará demorar, aunque sí aminorada pero no desaparecer por completo, según los expertos, cuando las aguas del río Eria lleguen a tierras zamoranas, concretamente en Alcubilla de Nogales.

Aguas arriba de este cauce, ya en la provincia leonesa, el lecho del Eria ha venido evidenciando durante el verano las consecuencias de la ausencia de precipitaciones de lluvia. Un hecho que se repite todos los años durante la época estival. La falta de regulación del cauce se traduce en la sequedad del lecho, no sólo en tierra leonesa, sino también en la provincia zamorana. Desde Alcubilla hasta su desembocadura en el Órbigo entre Manganeses y Villabrázaro, el lecho del Eria resulta ahora pedregoso.

La zona sanabresa ha visto ya sus aguas ennegrecidas a consecuencia del arrastre de cenizas y barro del manto vegetal, aunque en otra cuenca diferente.