Pistolas de plástico y bolas de colores. Armados con el traje de protección y las armas adecuadas, un total de 38 jóvenes de entre 8 y 15 años pudieron disfrutar de una sesión de paintball en el entorno de La Pradera y del Centro de Interpretación de los Ríos de Benavente. La actividad, monitorizada por los instructores Carlos Fernández, Iván González y Javier Mazariegos, de la empresa Veintytress, se desarrolló en tres partidas de catorce jugadores.

Las inscripciones tuvieron lugar unos minutos antes del comienzo de las sesiones. Una vez recogidos en lista todos los nombres, los tres monitores comenzaron a llamar a los asistentes de 14 en 14, de los cuales saldrían dos grupos de siete personas, un equipo identificado con el chaleco azul y el otro con el gris de camuflaje.

La informadora del Punto de Información Juvenil, Maite Fernández, anunció que el número de apuntados superaba los esperados. "De un total de 60 plazas se han completado más de la mitad, 38. Esto es algo que no ocurre con facilidad".

El espacio juvenil, que depende de la Concejalía de Juventud, fue el encargado de las inscripciones de los asistentes. "Muy importante. Debéis poner el seguro de las pistolas y apuntar siempre hacia el suelo para evitar el riesgo de accidente mientras no se esté jugando", explicó a los jóvenes Iván González, uno de los monitores, ante la atención de las decenas de padres y madres que contemplaron las jugadas de sus hijos desde fuera de la red de protección.

Orgullosos de los suyos, los familiares comentaron con sonrisas el aspecto de algunos de los más pequeños del grupo. "Míralo que gracioso está con el traje, le queda un poquito grande", comentó uno de los adultos. Y es que, según los monitores del evento, esos trajes eran los adecuados para esas edades, pero varios participantes contaban con una estatura menor a la calculada. Tras dos horas de juego finalizó el primer turno de paintball, que cedió el testigo al de los mayores de 14 años a las 21 horas.