Treinta niños de los colegios San Isidro, Las Eras, Los Salados y San Vicente de Paúl, de edades comprendidas entre los 4 y los 12 años, han completado las plazas ofertadas por el programa municipal Conviviendo en Verano, que pretende ofrecer una adecuada alimentación a los menores durante el periodo de verano, en que cierran los comedores escolares.

"Después del año escolar muchos hogares no cuentan con los suficientes ingresos para seguir atendiendo a sus hijos. A pesar de que el proyecto está abierto a todas las familias benaventanas que deseen solicitarlo, tienen prioridad aquellas que presenten una situación económica más difícil", explicó el concejal de Bienestar Social, Antonio Vega. "La inscripción no es gratuita, pero las familias pagarán en función de la renta de los progenitores. Se les reducirá el precio de pago a aquellas que cuenten con menos recursos", citó el concejal.

Las carencias económicas dificultan igualmente el acceso de los hijos de estas familias a las actividades educativas, culturales y deportivas que se desarrollan en la ciudad durante el verano.

Ayer comenzó la actividad del programa que acoge sesiones de cinco horas matinales diarias, de 10 a 15 horas. Los niños reciben desayuno y comida, conforme a unas indicaciones de alimentación saludable. Entre ambas ingestas realizan actividades, bajo la supervisión de varias monitoras. "Estos juegos se llevan a cabo al aire libre, pero como el primer día del plan ha hecho mucho calor, se ha optado por un patio con techo para protegerlos", aseguró una de las encargadas.

El primer día de programa han acudido al Centro Educación Infantil y Primaria San Isidro 23 niños. "En caso de que los demás niños no se presenten mañana sin causa justificada, se procederá a avisar a los cinco menores incluidos en la lista de espera", comentó una de las encargadas.

Muchos de los niños ya acudieron los años anteriores. "Hay que tener en cuenta que algunos son hermanos o primos y, por tanto, es más fácil la socialización entre ellos y la localización de aquellos que no acuden", aseguró una monitora. "Otros son nuevos y procedentes de otros centros, pero se enseguida se integran con el resto", concluyó.

Tras el desayuno, los menores disfrutaron el primer día de un conjunto de actividades de cooperación en equipo, realizadas por una personas especializadas en iniciativas socioculturales. Una rueda de presentación, una lista de actitudes que debían firmar a sus compañeros o un juego de recogida de normas de convivencia fueron algunas de las actividades pensadas para el ocio y educación de los inscritos.