Tanto la catedral de Astorga como el santuario de la Virgen del Campo en Rosinos de Vidriales lucieron sus mejores galas para acoger una ocasión especial. Tanto la seo de la bimilenaria ciudad como el templo mariano de la patrona del valle de Vidriales celebraron con toda solemnidad, la ordenación en el presbiterado, en el templo sede de la sede diocesana el domingo 23 de julio, y la primera misa solemne del nuevo sacerdote, Fernando García García, que ha venido formándose en la práctica pastoral en las parroquias vidrialesas, el pasado 29 de este mes.

El Obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, ordenaba como presbítero a Fernando García y su compañero en el sacerdocio, Luis Fernández Olivares, y ello en presencia del obispo emérito Camilo Lorenzo Iglesias y de una nutrida representación del presbiterio diocesano.

Una ceremonia cargada de la solemnidad característica y que logró casi llenar el templo catedralicio. Casi 200 vidrialeses quisieron estar presentes en el sacramento de la ordenación de quien hasta ahora les ha venido acompañando en las parroquias vidrialesas desde donde se fletaron tres autobuses y otros vecinos acudieron en vehículos particulares.

Si la ceremonia de la ordenación de Fernando García se hacía solemne, no lo era menos la celebrada este pasado sábado en Rosinos de Vidriales, en el templo de la patrona, de Nuestra Señora la Virgen del Campo. Las campanas repicaban a gloria desde antes del mediodía porque se vivía una jornada especial. El sacerdote que había venido realizando su práctica pastoral en Vidriales, tras su formación en su tierra natal Santiago de Cali (Colombia), Santiago de Compostela y Astorga, cantaba misa. La solemnidad estaba asegurada y la liturgia se hacía rito porque la ceremonia religiosa era digna de un manual litúrgico.

Las acompasadas voces de la coral Excelsior, de la catedral de Astorga, ayudaron a magnificar el acto. No faltó un detalle y de ello estaba atento el maestro de ceremonias, el párroco Miguel Hernández, encargado de la tutela de la práctica pastoral de Fernando García. La sincronización perfecta, incluso momentos antes de la celebración eucarística.

Varios pendones arroparon al del templo mariano partiendo en desfile procesional desde la iglesia de Rosinos hasta las puertas del santuario. Allí el nuevo sacerdote bendijo el albino paño con su estampa jacobea, vara y remos del pendón de la villa palentina de Poza de la Vega. La misa estaba dedicada al Sagrado Corazón de Jesús por expreso deseo del nuevo sacerdote, acompañado por una nutrida representación de presbíteros diocesanos, al frente del vicario general, y de un templo lleno de fieles.

Los parabienes y felicitaciones, junto a la entrega de obsequios, se sucedieron también poco más tarde en el almuerzo celebrado en un restaurante.