Los quintos del año 1967 cumplen ya cincuenta años y en Santa Cristina de la Polvorosa lo han querido celebrar por todo lo alto, con actos tradicionales y otros muy emotivos como el homenaje a los niños fallecidos en el trágico accidente de tráfico ocurrido en el año 1979, procedentes del colegio Vista Alegre, de la localidad gallega de Vigo.

En torno a unas cuarenta personas han participado en esta celebración, todos ellos vinculados de algún modo a la localidad de Santa Cristina, que han querido recordar a los quintos ya fallecidos y de modo simbólico han llevado un ramo de flores hasta el camposanto donde descansa ya Jesús Alonso.

No han querido olvidarse tampoco de uno de los sucesos que ha marcado durante años los recuerdos de esta población, el accidente de tráfico que se cobró la vida de 49 personas, de las que 45 eran niños, al caer un autocar al río Órbigo a su paso por Santa Cristina. Estos niños, según recuerdan los participantes en el acto, eran en su mayoría de la misma edad que la quinta del 67. La colaboración de los vecinos de Santa Cristina de la Polvorosa fue decisiva para el rescate de las víctimas en aquel inolvidable suceso.

El acto de homenaje se ha llevado a cabo en el monolito que la localidad acoge desde el año 2004. Fue entonces cuando el Ayuntamiento de Santa Cristina decidió erigir este monolito en recuerdo a los fallecidos y puso el nombre de Plaza de Vigo, al lugar que lo alberga.

Se sumaron al homenaje algunos vecinos de la localidad y también el alcalde, Salvador Domínguez, quien dirigió unas emotivas palabras a los presentes recordando el accidente que ha conmovido a esta localidad durante años y nombró a los diez únicos supervivientes.

Después hubo momentos para la diversión. Como es tradicional, los quintos se encargaron de levantar la viga del "mayo". Según explican, "es la costumbre que se ha continuado desde los tiempos del servicio militar obligatorio donde los llamados a filas, de ese año, levantaban una viga cedida por el Ayuntamiento e invitaban a escabeche al pueblo".

Levantar la viga lleva consigo todo un ritual que, sobre todo, sirve para compartir momentos, recordar tiempos pasados y conversar con los que antaño fueron protagonistas de las fiestas de quintos. Y es que en este pueblo se celebran dos "mayos", el de los quintos de este año y el de los quintos que cumplen 50 años que lo suelen celebrar en el mes de julio. Estos retiran el mayo plantado por la quintada actual y levantan su propia viga. No faltaron dos muñecos en lo alto del "mayo".