María Teresa Rodríguez, hermana de Francisco, puso rumbo a Benavente tras saber que su hermano había sido agredido y no podía regresar a casa. Al llegar acudió al Hospital y pidió el parte médico. En la hoja se puede leer a duras penas una única palabra manuscrita: agresión. Indignada por el hecho de que el Hospital no le hubiera puesto ni siquiera una ambulancia para trasladarle al pueblo y por el contenido nimio del informe pidió un segundo informe al médico de guardia. Esta vez de forma más detallada el médico hizo constar los daños en el ojo y los golpes sufridos por su hermano, aunque no figuran otros aspectos como la pérdida de una pieza dental y los daños en otras dos.

Así comenzó el periplo de María Teresa por Benavente, Calzadilla y Camarzana de Tera. Del Hospital acudió al cuartel de Camarzana, dónde los agentes le explicaron que estaban investigando lo ocurrido. De allí y tras dejar a su hermano en Calzadilla, regresó a Benavente donde, y tras la negativa inicial de Francisco a denunciar los hechos por miedo, interpuso una primera denuncia en el puesto de la Guardia Civil.

A las ocho de la mañana su hermano la telefoneó contándole la segunda agresión. María Teresa consultó a la Policía Nacional en Madrid y seguidamente acudió al Juzgado de Instrucción número 2 de Benavente donde interpuso una denuncia por un presunto delito de odio por exclusión social. Seguidamente viajó de nuevo a Calzadilla, acompañó a su hermano a denunciar los hechos en el puesto de Camarzana de Tera, y seguidamente a la oficina de la asistenta social para pedir un cambio autonómico de la pensión no contributiva. A las tres de la tarde, junto con su hermano, emprendió el regreso a la capital. Allí denunciará la presunta actitud negligente del Hospital benaventano.