Francisco Gutiérrez Lera, un vecino de Calzadilla de Tera de 58 años de edad, fue víctima la madrugada del miércoles de una "brutal" paliza en la plaza de la localidad. El suceso se produjo a las 5.30 horas de la mañana, después de que hubiera finalizado la verbena de las fiestas del pueblo.

Había conducido su coche desde su casa hasta la plaza y según declaró ante la Guardia Civil y consta las denuncias interpuestas alguien arrojó un vaso contra la luna del vehículo. Francisco bajó del coche y se dirigió a la barra del bar dónde había un nutrido grupo de jóvenes, para pedir explicaciones dejando el vehículo en marcha. Según su testimonio y su versión de lo ocurrido, al darse la vuelta recibió una patada en el ojo y cayó al suelo semiconsciente aunque pudo percatarse que estaba siendo agredido por entre 10 y 12 jóvenes, de los que ha identificado a dos en su denuncia.

La Guardia Civil lo encontró en el suelo, sin sentido, tiempo después. Según ha podido saber este periódico, un agente le colocó en la cuenca del ojo el globo ocular derecho que se había desprendido. Francisco recuerda, siempre según su declaración, que le atendió personal sanitario del 112. Poco después fue trasladado a Benavente.

Por los golpes recibidos en la cara, además de la contusión en el ojo que requirió 40 puntos de sutura internos y externos, perdió una pieza dental y sufrió severos daños en otros dos dientes que corre riesgo de perder y que le impiden comer. Desde la agresión, hace poco más de 48 horas, sufre fuertes dolores de cabeza.

Francisco vive en el pueblo desde hace muchos años. Ocupa la vivienda familiar que compartía con su madre hasta que esta falleció. Su adicción a los estupefacientes, según explica su familia, le había colocado en una situación difícil en la localidad pese a que no tiene antecedentes por hechos delictivos.

Tras el fallecimiento de su madre cobra una pensión contributiva de 420 euros que es ingresada en su cuenta el día 24 de cada mes. El miércoles, tras haber permanecido en observación en el Hospital de Benavente, no tenía dinero para volver a casa. Tuvo que pedir un anticipo de 20 euros en el banco para poder coger el autobús y regresar a Calzadilla. No fue necesario. Pasadas las ocho y media de la mañana telefoneó a su hermana, que viajó desde Madrid hasta Benavente y finalmente le llevó a casa.

Francisco no quiso denunciar inicialmente los hechos por miedo. Su hermana le convenció sin embargo de la necesidad de que la agresión no quedara impune, pero los incidentes se precipitaron.

Un día después de haber sido agredido, un grupo de entre 40 y 50 personas se presentaron a las puertas de su casa. Eran las seis de la mañana y estaba sentado fuera de la vivienda esperando a un amigo cuando comenzaron a apedrear el inmueble, según ha declarado a la Guardia Civil. Francisco se enfrentó a ellos, según asegura, con un palo, aunque la Guardia Civil cree que utilizó un hacha. En cualquier caso, los agentes de Camarzana se personaron poco después y al parecer le esposaron. No detuvieron a Francisco y poco después le desesposaron y retomaron la investigación.

Un vecino pudo ser testigo de lo ocurrido, y la Guardia Civil parece tener pruebas gráficas de lo sucedido. La pequeña turba que lanzó piedras a la vivienda también se empleó a fondo con el coche. El día antes había sido la Guardia Civil quien había conducido el vehículo hasta las puertas de la casa antes de que Francisco fuera trasladado al Hospital. Lo encontraron con las lunas, las ventanillas y los retrovisores rotos y las ruedas pinchadas. Otro vecino había informado a Francisco del estado en que habia quedado el coche poco después de la segunda agresión.

Tras este episodio y acompañado de su hermana, Francisco denunció personalmente todo lo sucedido en el pueblo desde el día antes. Después acudió a la oficina de la asistenta social de Camarzana de Tera para pedir el traslado de su pensión no contributiva a Madrid, donde ha viajado abandonando su casa "por temor a que me maten".