Irene, la niña de 11 años que se rompió el bazo al caerse de la bicicleta en Fuente de Ropel, probablemente hubiera sido derivada de forma inmediata a Zamora y desde allí a Salamanca si en lugar de pruebas convencionales se le hubiera realizado una ecografía y detectado la hemorragia interna que padecía. El Hospital de Benavente dispone de un moderno ecógrafo, pero solamente se realizan prueba "por las mañanas". Así lo aseguró ayer el Movimiento por la Defensa de la Sanidad Pública. Inicialmente los equipos de radiodiagnóstico estaban ubicados en el Centro de Especialidades, pero se trasladaron al Hospital. Sin embargo, "algunos de estos medios están infrautilizados", afirma Jerónimo Cantuche. Esta ha sido una de las quejas que el colectivo ha reiterado y ahora ha cobrado entidad con el caso de la pequeña Irene. Los facultativos solo detectaron que la niña requería atención especializada al realizarle la prueba de orina, tres horas después de que hubiera entrado en urgencias y, según el relato de su familia, hubiera vomitado sangre en dos ocasiones.