«¿Qué puedo decir? La cirujana salvo la vida a mi hija. Tampoco puedo decir nada de Benavente porque las urgencias estaban llenas de gente y las dos médicas no paraban ni un momento. Solo puedo estar agradecido a la cirujana de Zamora cuyo nombre no sé, y a los médicos de Salamanca», explicó ayer a este periódico el padre de Irene.

La niña salió de la UCI pediátrica de Salamanca el lunes. Se recupera. La operación fue un éxito. Conserva el bazo sin secuelas y en unos días será dada probablemente dada de alta.

Su padre presentará una queja de atención al paciente en el Hospital de Benavente cuando regrese. La pequeña estuvo cuatro horas en Benavente esperando un diagnóstico primero y una ambulancia después. Las pruebas que le realizaron se limitaron a dos analíticas, cuando todo hace pensar que una ecografía hubiera descubierto la hemorragia. La única ambulancia disponible, como confirmó el conductor a la familia, tardó una hora en llegar. La vida de Irene estuvo en peligro.

«Yo no quiero nada para mí. Sólo pido que los políticos se pongan en el pellejo de los padres y tomen medidas. Que esto que nos ha pasado a nosotros, las horas de angustia que vivimos, no las tengan que pasar otros padres. Solo tienen que mejorar la sanidad de Benavente y de la comarca».

El 6 de junio de 2016 un grupo de madres reunió más de 8.000 firmas pidiendo un pediatra de urgencias en Benavente. Un año después la Junta ha dicho que no es necesario.