San Cristóbal de Entreviñas despidió ayer sus fiestas locales en olor de multitudes a orillas del río Esla, en la playa Bernidorm. Más de mil personas acudieron a la merienda de convivencia organizada por el Ayuntamiento de la localidad. "Está todo el pueblo", explicó la alcaldesa, Leonor González.

El año pasado se repartieron más de 800 raciones de jamón. Este año había patatas con carne y vino de la bodega local, y las previsiones (al cierre de esta edición, la merienda-cena estaba comenzando) daban a entender que la cifra de 2016 se superaría.

A ello contribuyó una tarde apacible y de relativo calor, y las atracciones para niños. El Ayuntamiento dispuso ocho castillos hinchables en el campo de fútbol a orillas del río para deleite de los más pequeños.

Antes de la merienda tuvo lugar el concurso de empanadas, que fueron degustadas. El jurado eligió las tres mejores y las premió en consecuencia.

A las 14.30 horas de la tarde los vecinos de San Cristóbal habían acudido a misa y honraron a su patrón, procesionando por las calles de la localidad, antes del vermouth.

Anoche, tras la merienda, estaba previsto que los mayores pudieran disfrutar de un baile con músicos de la comarca. La traca final puso el broche a esta edición festiva en la que un año más San Cristóbal ha sido uno de los puntos de referencia festiva de las localidades de la comarca.

El domingo la localidad se volcó con la corrida de rejones. La plaza se llenó. Lidiaban a caballo Leonardo Hernández, Lea Vicens y Mario Pérez Langa novillos-toros de la ganadería salmantina San Pelayo de la Guareña, con el hierro de doña Carmen Lorenzo "El Capea". Triunfaron los tres.

El público de San Cristóbal muy aficionado de siempre a las corridas de rejones, premió el esfuerzo de los tres rejoneadores que cortaron en su primero dos orejas cada uno, y dos orejas y el rabo a los respectivos segundos que les cayeron en suerte. El público pugnó en cada faena para que los rejoneadores vieran reconocida su entrega y finalmente los tres salieron por la puerta grande. La noche del sábado concluyó con la actuación de la orquesta Morfeo y con los fuegos artificiales, un espectáculo también habitual en San Cristóbal.