Las emociones se repetían una vez más en Santa Cristina de la Polvorosa, a los pies del venerado Cristo de la Vera Cruz. La esbelta imagen del siglo XIX, de autor anónimo, lograba una vez más que cofrades y devotos, muchos de ellos llegados desde Benavente siguiendo la antigua tradición de acudir a la localidad vecina, recordando los tiempos en que la ciudad de los condes duques cerraba el comercio local por la tarde del 9 de mayo.

Con el desfile procesional se concluía un novenario que tenía su culmen en la jornada de este martes. Una jornada festiva en la que en la solemne misa del mediodía, el abad, Julián Sobejano Pernía, tras sufrir un desvanecimiento tuvo que ser derivado al Hospital Comarcal de Benavente y desde allí al Hospital de Zamora donde permanece en observación. Las riendas del órgano cofrade las tomaba el cabildero Mauricio Santiago quien, sin embargo, dejó el relevo en los oficios a la joven María Sobejano, a la sazón hija del abad.

El grupo de 24 mozas de Santa Cristina enfilaron el pasillo central de la iglesia entonando la loa del ramo portado por los jóvenes Cristian Álvarez y Marcos Martín. Una rogativa de protección y agradecimiento al Crucificado generosamente aplaudida por los fieles que abarrotaban el templo parroquial.

No obstante, la salida a la calle de la imagen lograba concitar todas las miradas. Los nubarrones que poco antes cerraban el cielo, abrieron paso a los ya tímidos rayos de sol proyectados sobre el metal dorado de los cuatro faroles de las andas y en el rostro del Crucificado, como queriendo rivalizar en la proyección lumínica. La altura dominaba la escena.

El Santísimo Cristo de la Vera Cruz estaba ya en la calle y su presencia la saludaban tanto el cielo como los sonidos de las campanas repicando incesantemente. Unos sones que se llegaban a confundir con los musicales de la agrupación "Viejas Glorias".

El itinerario del desfile era el ya habitual con las continuas paradas para relevarse los cargadores. Hasta en número de 8 tienen actualmente las andas de este Crucificado profusamente engalanado con claveles rojos y blancos.

Y los devotos seguían su marcha callejera hasta regresar al templo. Al finalizar se llevó a cabo en la nave municipal la subasta de roscas del ramo y el convite de la cofradía a los asistentes.