Muchos años de abandono institucional, de compromisos incumplidos y de batallas perdidas en la lucha por la supervivencia en Benavente y comarca, hacen que los benaventanos se muestren cada vez más escépticos de las promesas políticas que surgen para acallar la presión popular. Son pocos en Benavente los que se creen las "buenas intenciones" del consejero de Sanidad por solucionar las demandas sanitarias de los ciudadanos.

En el mes de octubre del 2016 el consejero de la Presidencia de la Junta de Castilla y León comunicaba que Benavente y su comarca iban a formar un Área Funcional Estable dentro de su modelo de ordenación del territorio, con el objeto de organizar los servicios de educación, sanidad y sociales de la zona.

Han pasado cinco meses y muchos de nuestros mayores, por falta de plazas asistenciales tienen que abandonar la ciudad, los especialistas sanitarios que se desplazan desde Zamora emplean parte de su tiempo de consulta en los viajes y el hospital benaventano funciona a medio gas unas veces y otras algo mejor en función de la presión social que se ejerza en cada momento

Esto se llama jugar al gato y al ratón y desde luego demuestra una clamorosa falta de previsión y análisis por parte de la Junta, de la situación sanitaria y asistencial de la comarca benaventana y un desprecio absoluto a los ciudadanos que les fuerzan a reclamar unos derechos que les corresponden por ley.

"La primera planta del Hospital de Benavente va a seguir abierta y se lo voy a trasladar al alcalde porque nos lo han pedido muchos ciudadanos" y "nos parece razonable", "tomamos nota de lo que nos han planteado los ciudadanos de la comarca e implementaremos medidas sanitarias", "hemos tomado nota de las aspiraciones de los ciudadanos con la sanidad pública". Así se expresaba el consejero de Sanidad que se comprometió en las Cortes de Castilla y León a mejorar la atención sanitaria hospitalaria y especializada después de la histórica manifestación ciudadana del 19 de marzo en Benavente.

Me llama la atención ciertas expresiones del consejero de Sanidad que atiende expresamente al clamor popular "porque nos lo han pedido muchos ciudadanos" y "hemos tomado nota de las aspiraciones de los ciudadanos con la sanidad pública", sin hacer referencia a las demandas que de una forma u otra han planteado, posiblemente con poca convicción, los grupos políticos del Consistorio benaventano. En sus palabras hace un guiño al pueblo en contra del excesivo protagonismo que han pretendido asumir algunos políticos locales y autonómicos en la reivindicación realizada.

La manifestación de marzo fue una explosión de enfado popular por unas políticas sanitarias que claramente discriminan al mundo rural y hacia unos representantes políticos locales y autonómicos que no han estado a la altura de lo que se esperaba de ellos. Que el pueblo salga a la calle no es un motivo de alegría, es la consecuencia del fracaso de la negociación política.

"A trabajar, mañana a las Cortes", manifestaba enfadado un ciudadano a un alto dirigente político autonómico que estaba presente en la manifestación y que acaparaba la atención de los flases. Sobrado de razón, el ciudadano le invitaba a participar en la reivindicación popular como uno más.

Los ciudadanos han hablado alto y claro. Ahora es el momento de los políticos, el momento de las reivindicaciones formales, de las propuestas y de las realidades. En Benavente se consiguió algo inédito y fue unir a todas las fuerzas políticas y sociales para decir "basta ya" a las restrictivas políticas económicas y sanitarias de la Junta que discriminan vergonzosamente a la ciudad, a la comarca y a la provincia. Ahora no puede haber fisuras que entorpezcan el proceso reivindicativo iniciado y si todos vamos a una, es difícil que la Junta no atienda nuestras peticiones.

Sería lamentable que por intereses partidistas, volviéramos a revivir experiencias traumáticas anteriores en las que los políticos locales, torpes en las negociaciones y lentos en las reacciones, convocaron al pueblo cuando poco o nada se podía hacer. No supieron anticiparse al desmantelamiento del tren, al cierre de la azucarera, al cierre de Konospan y ahora, que por fin Benavente ha recuperado el liderazgo perdido, aunque de momento solo sea el reivindicativo, no podemos volver a perder el tren.

Benavente y comarca por fin han reaccionado tal y como era su obligación. El pueblo ha hablado y ha hecho los deberes, ahora los políticos deben dar la talla y seguir la línea marcada por los ciudadanos. Si no es así la voz se apagará muy pronto y la gripe llegará.